Federico Martín Aramburu, ex jugador argentino de rugby que fuera parte del seleccionado de Los Pumas que ganó la medalla de bronce en 2007, murió hace pocas horas en París de una manera trágica: fue asesinado en un bar nocturno luego un altercado.
Todo sucedió en el bar Le Mabillon, donde Aramburu había ido a comer hamburguesas con dos amigos, Shaun Hegarty y el también exPuma Marcelo Bosch. Según Olé, en el lugar se habría armado una pelea entre dos clientes donde Aramaburu habría participado y todo parecía haber quedado en eso.
Luego, Federico y sus amigos se retiraron del lugar y él se dirigió al hotel De Buci, donde estaba parando. Siempre según el medio especializado en deportes, Federico se puso hielo en la cabeza ya que tras la pelea tenía inflamación y dolor. Luego salió a la calle a fumar y fue allí cuando se le acercó una camioneta y varios hombres le dispararon. El ex rugbier recibió cinco impactos de bala y murió de manera instantánea.
Quién era Federico Martín Aramburu
Federico tenía 42 años, estaba casado con María Codino y tenía tres hijos, dos nenas y un varón. Había nacido en La Plata el 20 de enero de 1980 y había llegado al club CASI por un amigo de su papá, a los 8 años. Según reporta Olé, en 1999 debutó en primera y no tardó en llamar la atención de quienes no habían seguido su carrera de juveniles.
Integró el seleccionado argentino de Los Pumas desde 2004 y un año después salió campeón con el Biarritz de Francia, donde se instaló con su familia. Allí, además de jugar al rugby había montado dos empresas, una de turismo y otra dedicada al vino.
En 2007 integró el equipo de Los Pumas que ganó una medalla de bronce en un mundial de rugby. Dos años antes, se había dado el gusto de conocer a Diego Maradona, tras un partido en Sudáfrica, en el cual tras ir en busca de una pelota, Federico había sido desestabilizado por un rival cayendo mal al suelo.
Maradona lo busco en el vestuario preguntando quién había sido el loco que había ido a buscar esa pelota. Aramburu se presentó y se quedaron charlando un buen rato, para sacarse una foto juntos después.