Es muy probable que alguna vez lo hayas escuchado nombrar, sobre todo si hace poco reformaste o estás en plan de diseñar desde cero tu cocina. El triángulo de trabajo es una de las mejores herramientas para optimizar la distribución de este espacio clave de la casa, y así conseguir comodidad y funcionalidad a la hora de cocinar.
En esta nota de la Semana DECO Para Ti, la arquitecta Emilce Palladino (emipalladino_arq), nos cuenta todo lo que hay que saber para aplicar con éxito esta regla de oro.
Qué es el triángulo de trabajo en una cocina
Básicamente, consiste en 'trazar' tres líneas imaginarias entre la heladera, la pileta de lavar y la zona de cocción para así obtener dicho triángulo. Ese espacio, será en el que nos vamos a colocar a la hora de cocinar las diferentes comidas.
Pero hay algo más... También es importante que éste triángulo cumpla con cuatro normas básicas para lograr una total funcionalidad.
Las cuatro normas básicas del triángulo de trabajo
1. En total el triángulo no debe superar los 8 o 9 metros. Es decir, no más de 3 metros entre cada punto y en lo posible, no menos de 1,20. La idea es que no estén ni tan cerca entre sí pero tampoco tan alejados para que no se pierda el dinamismo.
2. Hay que poner zonas de preparación entre cada punto -en total serían tres-. Esto puede resultar una dificultad para las cocinas pequeñas.
3. La zona de limpieza de alimentos se coloca al lado de la pileta y lo más recomendable es que tenga entre 60 y 90 centímetros libres.
4. Lo mejor es evitar que haya obstáculos cerrando el paso entre los tres puntos del triángulo.
Pero... ¿qué pasa si ya se cuenta con una mesada a lo largo y la idea de reformar no está en agenda?. En esos casos, se recomienda colocar la heladera en una punta, el horno en la otra y, en el medio, la zona de la pileta. De esta manera, se logra una buena funcionalidad y comodidad a la hora de cocinar.