Tras pasar por la casa más famosa del país, Tamara Paganini (48) no sólo fue la primera ganadora de GH sino también una de las más populares. A pesar del éxito obtenido, la ex participante hoy en día reconoce que lo peor que le sucedió fue entrar en Gran Hermano ya que su vida cambió para siempre con el acoso de los fanáticos y el odio de cierta parte de la sociedad a la que no le agradaba. Por eso, en la actualidad permanece alejada de los medios de comunicación.
Sin embargo, este momento de su carrera no fue nada comparado con el fallecimiento de sus bebés, un trágico episodio que la marcó para siempre. Todo ocurrió en 2017, cuando Tamara perdió un embarazo avanzado de mellizos. Ser madre era un sueño que tenía desde joven y esta pérdida significó un golpe durísimo para ella y para su novio Sebastián, que estuvo a su lado incondicionalmente.
"En el momento más duro de mi vida, él fue mi todo…ahí fue cuando lo terminé de conocer de manera profunda", aseguró Paganini, en diálogo con "Implacables" (El Nueve), programa conducido por Susana Roccasalvo. "Me sorprendió la entereza que tuvo para sostenerme a mí que estaba hecha un puré y se guardó lo de él adentro. Ya no puedo dejar de amarlo después de eso, fue mi héroe", agregó.
Tamara y Sebastián están en pareja hace 10 años pero a pesar de esto no conviven. Mientras él se dedica a la gastronomía, ella emprendió una radio y se animó también a conducir. Si bien al principio de la relación, se llevaban muy mal y todo era enfrentamientos constantes, con el tiempo comenzaron a conocerse mejor y la muerte de sus hijos logró afianzarlos como compañeros.
"Siempre quise ser mamá y a los 42, luego de un intento fallido con inseminación, quedé embarazada de mellizos. Era el sueño terminado: un varón y una nena. A los dos meses, me avisaron que al varoncito no se le había cerrado la cabeza, que cuando naciera se iba a morir", había contado Paganini en otra entrevista.
A pesar de esto, ambos bebés nacieron pero fallecieron minutos después: la niña, en la incubadora y el niño, en sus brazos. "Viví todos esos meses sabiendo que se iba a morir. Él, Vitorio, pateaba y todo pero solo podía vivir estando dentro mío. Y con Donatella sucedió que tuve picos de presión que te oprimen el cordón umbilical. Entonces, no recibía suficiente alimento y no se le desarrollaron del todo los pulmones. Nacieron a los 6 meses y medio, casi 7", recordó en aquel entonces.
