Los últimos años ganaron popularidad los renovadores cutáneos, esos que aplicamos cada día y que van generando -químicamente- una micro exfoliación que tiene como resultado una mayor luminosidad en la piel, a la vez que atenúa manchas y líneas de expresión.
No obstante, la otra cara de esos activos -como el retinol, por ejemplo- es que pueden provocar irritaciones, o incluso sensibilizar algunos cutis si no se traza una pauta de aplicación adecuada a cada caso.
A qué se llama microdosing
Hoy en día se está hablando del microdosing, una forma de aplicar estos activos que consiste en hacerlo en en dosis bajas, pero lo suficientemente efectivas para disminuir los riesgos de provocar efectos adversos, como irritación, descamación o sensibilidad.
Con este concepto es posible aplicar ácidos exfoliantes (por ejemplo, el ácido glicólico), el clásico retinol y la vitamina C.
La importancia de la adaptación de la piel
En el mundo beauty se sabe que la constancia es una gran aliada para llegar a los buenos resultados y varios especialistas afirman que el cosmético más efectivo es el que se utiliza correctamente, con la cantidad y la frecuencia adecuadas. En este punto, no es descabellado pensar que siempre deberíamos empezar con porcentajes pequeños de estos activos potentes y si nuestra piel lo tolera bien, podemos ir subiéndolos.
De esta manera, nuestra piel se podrá ir familiarizando con ellos. Aunque, por otro lado, no siempre se debe aumentar la dosis de forma progresiva, ya que hay casos en los que mantener un porcentaje bajo pero de manera sostenida aporta más beneficios que hacerlo por menos tiempo en dosis más elevadas.
