La falta de privacidad o tener como todo horizonte un manojo de cables o los muros de otras casas, son los grandes enemigos de un jardín.
La buena noticia, es que pueden evitarse y la solución está en elegir arbustos y árboles que nos regalen una cortina verde natural que aumente la intimidad y mejore las vistas del jardín.
Y la bignonia rosada es una de las especies recomendadas para lograrlo.
También conocida como 'arbusto de Pandora' pertenece a la familia de las bignonáceas y es originaria de Sudáfrica.
Fácil de cuidar y de rápido crecimiento, la Podranea ricasoliana (su nombre científico) puede superar los 3 metros de altura y queda divina cubriendo pérgolas y tapizando muros, siempre y cuando se la ayude con algún soporte, ya que no trepa sola como las enredaderas porque no cuenta con raíces adventicias.
Su bellísima y abundante floración se da desde finales de verano hasta principios del otoño.
Las flores de la bignonia rosada son su máximo atractivo. Y es que además de ser bellísimas y tener una apariencia acampanada, atraen polinizadores ofreciendo un espectáculo digno de admirar.
El tronco es corto, muy leñoso y retorcido, dando con el tiempo un aspecto envejecido a la mata. Sus hojas son caducas, compuestas y dispuestas de forma imparipinada.
Cómo cuidar la bignonia rosada
- Luz: prefiere un espacio a pleno sol o semi sombra (florecerá mejor al sol).
- Temperatura: le sientan bien las temperaturas cálidas y es sensible a las heladas.
- Riegos: en verano deben ser abundantes pero sin encharcar. Se recomienda disminuir la frecuencia con las bajas temperaturas (en invierno no es necesario tanto riego).
- Sustrato: si bien no es muy exigente, agradece un suelo con buen drenaje y rico en materia orgánica.
- Fertilizante: a pesar de no tener grande exigencias de nutrientes, le sientan bien los abonos orgánicos.
- Poda: es muy importante prestar atención a la poda de esta planta porque crea lianas que se deforman. Si se poda seguido no va a tener la floración deseada. Lo ideal es hacerlo cada 2 o 3 años, a finales del invierno, antes que comiencen a brotar las ramas.