Hablamos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) haciendo referencia a un conjunto de síntomas relacionados con la alimentación, el peso y la imagen corporal, en los que la persona afectada suspende o restringe su ingesta y/o realiza determinadas conductas con el fin de no aumentar de peso. Como consecuencia de la restricción alimentaria, pueden aparecer
descontroles con la comida. La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por
atracón, son algunos TCA que quizás hayas escuchado, entre otros. Dichos trastornos resultan de la interacción entre factores biológicos, psicológicos y socioculturales.
En los últimos veinte años, los casos de TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) se duplicaron en el mundo. Argentina es el segundo país con más casos de Anorexia y Bulimia del mundo. En los últimos se desarrollaron nuevos trastornos alimentarios: Vigorexia, Ortorexia. De cada 10 casos de TCA, 9 son mujeres y 1 es un hombre, por lo que ser mujer implica mayor riesgo de padecer un TCA. La frecuencia clásicamente reconocida de un varón por cada 10 mujeres con un Trastorno de la Conducta Alimentaria parece estar cambiando y ha aumentado el porcentaje de varones que presentan este trastorno.
En TCA como la Vigorexia, esto se invierte. Existe consenso en que este trastorno se presenta mayoritariamente en población masculina (Mitchison & Mond, 2015). En parte, esta diferencia se explicaría por las presiones diferenciales que sufren hombres y mujeres en relación a los estándares de belleza socialmente impuestos. Mientras que en las mujeres se expresa a través del ideal de delgadez, en los hombres se manifiesta a través del ideal de muscularidad (Grossbard, Neighbors, & Larimer, 2011).
Cuáles son los signos de alerta de un trastorno de la conducta alimentaria
Las probabilidades de recuperación de un TCA aumentan cuando se detecta tempranamente, por lo que es importante estar alerta a los signos. La lista que se encuentra a continuación intenta dar un pantallazo general sobre conductas que podrían estar indicando un problema.
- Saltear comidas o comer sólo muy pequeñas porciones.
- Evidencia de atracones (por ejemplo: desaparición de grandes cantidades de comida del hogar).
- Indicios de conductas purgativas (por ejemplo: ir al baño siempre o casi siempre inmediatamente después de comer, provocarse vómitos, utilizar laxantes o diuréticos).
- Ejercicio excesivo con el fin de no aumentar de peso.
- Hábitos de alimentación secretos, extremos o ritualizados (por ejemplo: masticar excesivamente, no permitir que los alimentos se toquen entre sí en el plato, cortar la comida muy pequeña, comer mucho más lento que el resto, ingerir un único grupo de alimento, etc.).
- Dietas restrictivas que se alternan con descontrol con las comidas.
- Recordá que cualquier diagnóstico debe ser siempre realizado por profesionales de la salud.
- Preocupación excesiva por el peso, la comida, las calorías, dietas y/o imagen corporal.
- Dificultades para concentrarse.
- Actitud irritable, aislada, ansiosa y/o deprimida. Cambios de ánimo.
- Problemas de sueño.
- Aislamiento de círculos sociales, de amistades y/o de actividades habituales. Incomodidad al comer frente a otras personas.
- Control constante de las medidas corporales en el espejo.
- Oscurecimiento de los dientes.
- Dolores de estómago y otras quejas gastrointestinales como constipación o reflujo.
- Notables fluctuaciones de peso (subidas y bajadas).
- Mareos, desmayos.
- Frío constante.
- Lastimaduras y callos en los nudillos.
- Aumento del vello corporal.
Qué podemos hacer
Es muy importante mantenerse a su lado y acompañar, ya que la red de apoyo tiene un lugar crucial en la recuperación. Encontrar la palabra correcta para cada momento no es siempre fácil, y no existe un manual que le sirva a todo el mundo. Es un desafío tanto para la persona atravesando un TCA, así como para su sistema de apoyo.
Recuperarse es un largo camino. Se trata de dar a un paso a la vez, confiando en el proceso. Los TCA son muy complejos. La recuperación no es sólo de peso, requiere una transformación mental.
Sólo porque me vea mejor no significa que la recuperación terminó. La forma de mi cuerpo no es una representación exacta de cómo estoy mentalmente. A veces, cada instante es una batalla.
Las demostraciones de amor y genuina preocupación son la mejor manera de ayudar. El enojo nunca colabora. No tenés la culpa y no deberías culparte. Es una enfermedad.
Reconocer que sus emociones, pensamientos o comportamientos tienen una razón de ser. Ponerme en sus zapatos y empatizar con la sensación.
Demostrar que te importa y entendés las circunstancias. Estar de acuerdo. Aprobar. La validación es súper importante cuando acompañamos en cualquier situación tanto como en el marco de un TCA.
Cuando hables de alguna conducta describila, no la juzgues.
La recuperación de cada persona involucra tiempos, procesos y emociones distintas. Es importante respetar la cadencia de cambio de quien estás acompañando, sin comparar su historia con otros casos que hayas escuchado o visto en series y películas.
También es prudente prestar atención a que efectivamente existan avances y cambios, aunque parezcan mínimos, para saber que el tratamiento está funcionando. De ser así, observarás modificaciones en su peso, sus conductas, su ánimo y/o su actitud social.
Crear entornos seguros. Para las personas que cursan un TCA, sentarse a comer es, en sí
misma, una situación de tensión. ¡Intentemos no agudizarla! Compartir la comida con una conversación relajada: no conversen sobre porciones, calorías, peso y otros temas álgidos
en ese momento. Tampoco es recomendable alimentarse viendo la televisión o el celular, la mejor opción es estar mentalmente presentes en la experiencia.
Servir los platos en la cocina en lugar de llevar fuentes a la mesa. Cocinar porciones justas en lugar de acumular comida hecha.
Si comprás alimentos que disparan conductas de descontrol, la mejor opción es que estén en
presentaciones unitarias (como un alfajor, que trae una porción por paquete, a diferencia
de los paquetes de galletitas que traen varias). De la misma forma, los packs mayoristas de productos no son una gran alternativa cuando convivimos
Es muy frecuente que, casi sin notarlo, quienes conviven con alguien con un TCA se adapten a su forma de relacionarse con la alimentación: la persona con TCA dictamina cómo, cuándo y cuánto comprar, cocinar y comer.
La familia o el círculo conviviente suele ceder ante estas rutinas de forma tan paulatina como bienintencionada, pero resulta muy contraproducente. Entonces, la mejor opción es mantener una actitud empática y consistente: no gritar ni enojarse pero tampoco sobreproteger o ceder en toda la rutina. La recuperación implica que la persona con TCA vuelva a involucrarse en las rutinas familiares saludables y equilibradas, y no al revés.
Expresá tu preocupación genuinamente desde el amor: Comentale, con respeto, tu preocupación y ofrecé tu escucha. Estar presente es un apoyo enorme. No te culpes ni te enojes. Estás haciendo lo mejor que podés.