Hablar de Enrique Llamas de Madariaga y Denise Pessana es sinónimo de periodismo. La legendaria pareja decidió, hace unos años, comenzar una nueva vida en Uruguay. Instalados en un departamento con vista al mar en la zona de La Brava de Punta del Este desde 2011, decidieron que así querían pasar sus días con el objetivo de “ganar calidad de vida” lejos del caos porteño.
Se conocieron cuando condujeron juntos el noticiero de América TV en la década del noventa y hay que decir que no se trató de esos comienzos tan idílicos de algunas relaciones que se contaron en este medio.
“No fue a primera vista. Nada que ver. Nos llevábamos re mal. Él era terrible, muy exigente con el trabajo y me decía ‘nena’ todo el tiempo. ‘Lo voy a matar’, decía yo. Era mi primer trabajo en argentina después de mi paso por Asunción y no le podía decir nada. Yo arranqué en el noticiero del mediodía y cuando me pasaron a la noche con él pedí que me cambiaran”, reveló la comunicadora.
“Yo quería que ella trabajara parada para que se le vieran las piernas. Le decía que camine. La pelea era permanente”, reveló por su parte el periodista. Cuando la vestuarista le ponía pantalones, el director de cámaras, que era cómplice de Madariaga, le decía que no estaba bien vestida y la mandaba a cambiar para que le pongan una falda.
El primer paso lo dio él. Transcurrió un tiempo y la invitó a salir con la excusa de hablar del noticiero… no fue fácil. “Me costó mucho trabajo. Entonces saqué las armas del cazador y así fue”, contó él hace un tiempo en el programa de Susana Giménez. Así fue como apostó a su “inteligencia” para conquistarla.
Y ella contó de qué forma se generó todo: “Yo desde el principio me di cuenta de que tenía otras intenciones, lo fui conociendo más, hablamos y se fue dando sola”.