Siddhasana es le nombre de una de las posturas de yoga más antiguas de la historia, especialmente usada para meditar.
La palabra Siddha hace mención a un yogui (es decir, alguien que practica Yoga como deporte y forma de vida), que ha logrado éxito en su camino. Esta denominación es apta para alguien que practica asiduamente esta disciplina y no para quien solamente domina sus posturas.
Se dice que esta postura, con la que es posible lograr una gran concentración, tiene un gran poder psíquico y que es por eso la que más se usa para meditar.
Es fundamental aclarar que no es recomendable para quienes tienen problemas en sus rodillas. Asimismo, no deben realizarla sin supervisión quienes tengan hernia de disco o dolor de ciático. Y tal y, como ocurre con todas las posturas, se debe hacer de manera progresiva, hasta lograr hacerla correctamente, para evitar lesionarnos.
6 pasos para lograr la postura Siddhasana
1- Sentate con las piernas estiradas.
2- Doblá la pierna derecha y colocá el talón debajo del perineo. El perineo debe asentarse sobre la parte superior del talón derecho y colocar la planta derecha del pie plana contra la parte interna del muslo izquierdo.
3- A continuación, doblá la pierna izquierda y colocá el tobillo izquierdo sobre el derecho. Ahora coloca el talón izquierdo sobre los genitales de forma que estos queden entre los dos talones.
4- Colocá los dedos del pie derecho entre la pantorrilla y el muslo izquierdo, y los dedos del pie izquierdo entre la pantorrilla y el muslo derecho.
5- Ajustá las rodillas adecuadamente, asegurándote de que toquen el suelo.
6- Finalmente, colocá las manos sobre las rodillas en Chin Mudra o Jnana Mudra. Cerrá tus ojos y respirá lentamente. Notarás que progresivamente entras en un estado de máxima relajación. Inhalá y exhalá profundamente, dejándote ir y mantenete en la postura tanto como desees. Con la práctica, irás ganando flexibilidad y querrás estar cada vez más tiempo. Hay gente que llega a estar hasta tres horas.