La de hoy es una historia vigente que, como tantas, se vio afectada por la pandemia. Pero comenzó varios años atrás, cuando Jimena y Elías tenían 17 y 18 eran compañeros de curso, en la secundaria. Se enamoraron y se pusieron de novios, entablando una relación tierna y juvenil, esas que mientras duran dan la sensación de que son para siempre.
Pero luego de un par de años juntos, se dieron cuenta de que sus planes no coincidían, y esto les trajo diferencias. Demasiadas. Tantas que la relación se rompió: una ruptura total, dolorosa, donde no quedó diálogo posible.
Pasaron 6 años del fin de la relación. Jimena y Elías vivieron sus vidas por separado, formaron nuevas parejas y siguieron adelante.
Promediaba 2020 y la vida se ponía en pausa en el mundo: nuestro país no estaba exento. De pronto, empezó a cerrar todo y nos tuvimos que encerrar por la pandemia. Fue en ese momento en el que Jimena recibió un mensaje... era Elías. Lo leyó pero no quiso responderle en ese momento. Estaba sorprendida y su aparición le pareció demasiado brusca.
Pero los días fueron pasando y Jimena cambió de idea. Entonces le respondió y se reanudaron sus charlas. Pasaban noches y noches charlando, poniéndose al día, compartiendo sensaciones. Su relación comenzaba a fluir nuevamente desde el diálogo (no se veían por las restricciones), aunque había un detalle: Jimena estaba en pareja hacía más de tres años. Y la idea de volver a tener algo era para ella algo casi impensado.
Los meses fueron pasando y un día se encontraron a tomar un café cuando la vida volvía a ponerse en marcha. Se vieron, hablaron, se miraron... parecía que el tiempo no hubiera pasado, todo volvía a ser como antes.
A partir de ese encuentro hubo que tomar decisiones difíciles: Jimena se debatía entre encarar a quien entonces era su pareja y decirle la verdad o cortar todo con Elías. O se la jugaba o cerraba un ciclo de una vez y para siempre.
Haciéndole caso a su corazón, se jugó por la primera opción. Le costó mucho porque sabía que iba a lastimar a alguien. Pero le parecía peor seguir fingiendo.
Un año después de volver a elegirse, se comprometieron y formaron una hermosa familia ensamblada: él tiene a cargo un nene chiquito al que Jimena ama con locura y le encanta ser su mamá de corazón. Cada día se levanta convencida de que fue la mejor decisión que pudo haber tomado.
Cuando el mundo parecía que se acaba, para Jimena y para Elías todo volvió a empezar de nuevo.
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