Ryan Reynolds tuvo una pésima relación con su padre, Jim Reynolds, quien según el mismo artista contó, fue muy duro contra él y sus hermanos, por lo que por varios años no tuvo contacto con él.
“Mi padre era una persona muy dura. Y eso, para muchas cosas, es fantástico. Su problema es que también lo era con nosotros”, dijo. Después, agregó ante una entrevista con The New York Times: “No quiero que nadie se tome esto como la típica historia lacrimógena, porque todo el mundo lleva una mochila muy pesada a sus espaldas y yo no soy diferente a nadie en ese aspecto, pero crecer en mi casa no era algo nada relajante ni sencillo y sé que eso, a lo largo de mi vida, ha provocado que tenga que lidiar con la ansiedad de muchas y muy diferentes maneras”.
Jim era comerciante y también miembro de la Policía Montada de Canadá. Y los hermanos mayores de Ryan ya habían seguido sus pasos. “Probablemente yo también lo habría sido, si no fuera por este trabajo (la actuación). Ser un mountie es en realidad el trabajo más sucio, más duro y mucho más difícil de lo que piensas”, reconoció en otra entrevista con la revista canadiense NW.
Hay situaciones que permanecen, con las cuales se debe aprender a convivir, como le ocurrió a Ryan en su infancia. Y de lo que decidió hablar no hace mucho.
Reynolds contó que ese trastorno surgió cuando era chiquito, y que ya nunca pudo superarlo. “Cuando estresás a tus hijos se da una extraña paradoja que consiste en que de repente el hijo asume responsabilidades que no corresponden”, comenzó explicando en una charla con The New York Times.
Esa ansiedad empezó a crecer a la misma velocidad de la fama, y esto le trajo complicaciones en su carrera. Llegó un momento en el que empezó a automedicarse. El cóctel explosivo lo completaba con fiestas y alcohol. “Todo esto ayudaba a salirme de los problemas”. Al ver lo que eso provocó en amigos, en algunos colegas que no terminaron bien, decidió finalizar con esta manera de enfrentar -o más bien, evadir- los dramas que lo atormentaban.
Cuando supieron que a su padre le habían diagnosticado Parkinson, su mujer -Blake Lively- le sugirió que hablara con él antes de que fuera demasiado tarde, para que no queden deudas emocionales. “Siempre me he refugiado en los chistes para escapar de la tristeza o los lamentos, pero también en mi mujer, que tiene un gran don para eso”, remarcó el actor.