Estoy en Barcelona y si bien las visitas a la ciudad se realizan por un sin fin de motivos -sobre todo en verano por la cantidad de playas-, esta mañana de calor he decidido visitar el Mercado de la Boquería o Mercado de San José fundado en el año 1840, hace ya 182 años.
He tomado la L7 del tren en Tibidado y luego de siete estaciones me he bajado en la Plaza Catalunya. Desde allí caminando por las Ramblas hasta el famoso mercado me separa apenas un trecho.
La Boquería que es un verdadero laberinto; se inició con unos pocos puestos de comerciantes judios que vendían carne de cabrito (boc) en la calle que bajaba al mar de la antigua Barcino: las Ramblas de Barcelona. A esos puestos se fueron sumando diversidad de productos como pescado, frutas y verduras. Más tarde se estableció en el mes de diciembre la Feria del Cerdo, feria que hizo al mercado más conocido.
Teresa Serra Clara, profesora de Historia y de Arte de Barcelona, nos explicó que en sus inicios el Mercado de la Boquería fue un mercado ambulante al que mercaderes se acercaban a comercializar sus productos pero, para entrar a la ciudad, debían pagar un impuesto. Transcurrido un tiempo, los campesinos y los artesanos que acudían a ofrecer mercancías se ubicaban fuera de las murallas -a la espera de que los pobladores salieran a buscar lo que necesitaban- y así evitar pagar los impuestos.
De esta manera y habiendo pasado un determinado período, el mercado finalmente se asentó fuera de las murallas de Barcino. A la ubicación actual, el mercado ha llegado después de varios cambios, aunque manteniéndose siempre fuera de los limites de la antigua ciudad.
Barcelona ha recuperado 8 de cada 10 turistas que la visitaban antes de la pandemia, y el Mercado de la Boquería es muy frecuentado por quienes deambulan por entre sus más de 400 puestos; por este fenómeno los barceloneses han solicitado a las autoridades organizar el flujo de visitantes para que no interfieran en la compra diaria de los vecinos.
El de la Boquería, es el mercado más grande y variado de Catalunya; los puestos guardan una gran armonía respecto al color y al producto. Mientras camino por sus pasillos, noto que sabores y olores se mezclan con las voces de los que ofrecen su mercadería a la clientela.
La gran variedad de pescados, mariscos, charcutería, carnes, frutas y verduras exóticas, frutos secos, conservas, algas lo ha transformado en un sitio de turismo gastronómico donde puedes deleitarte y saborear alguno de los platos en una de sus paradas.
Vemos así, que con el tiempo el Mercado de la Boqueria fue transformando, paulatinamente, su pasado de vendedores ambulantes hasta habitar el presente actual y moderno, agregándole vida a la ciudad de Barcelona.
Los viernes el mercado entrega un mapa Boqueriamap con el cual pudimos guiarnos por el laberinto de sus puestos, que son 465. Uno de ellos es un bar llamado la Pinotxo Bar cuya especialidad es la cocina catalana. Su dueño, Joan Bayen, trabaja en ese puesto desde los 8 años, acompañando a su madre; en la actualidad comparte la Parada junto su hijo.
Cerca del mediodía, la barra estaba ya completa de turistas y de gente local. Por suerte, pudimos sentarnos en las últimas dos butacas que quedaban libres. Joan está a cargo de la esquina de la barra justo a la entrada del Mercado; toma los pedidos con una amplia sonrisa y siempre se muestra dispuesto a fotografiarse con quien lo solicite.
Le preguntamos a Joan por el plato especialidad de la casa y, sin contestarnos, nos hizo una mueca mezcla de “silencio y sorpresa” mientras colocaba, sin dejar de sonreír, cubiertos y manteles sobre la mesa. Acto seguido nos presentó un gran plato -para compartir- de gigrons: garbanzos salteados en aceite de oliva con ajo, perejil y morcilla.
El PinotxoBar, ostenta un premio del programa Joc de Cartes de la Cadena 3 de Televisión al mejor restaurante del Mercado de la Boquería en 2018.
Joan es hoy una persona mayor, que sigue en su Parada repartiendo sonrisas a diario. Se lo ve feliz cuando la gente lo reconoce, aunque a veces ocurra que Joan olvide a quién está saludando.
A pesar del bullicio del mercado escucho cómo se queja la encargada de los servicios: “¡Está lleno de extranjeros, qué cansancio y trabajo dan! ¡Pero que te cansan! ¡Desde ya te lo digo! ".
Bajo estos cielos catalanes, fue una adecuada propuesta celebrar el regreso a la ciudad con una buena compañía en un relajado paseo, y saborear el plato estrella del afamado Bar Pinotxo.