"Mi mente y yo" es el título de un tema musical y de un documental recientemente presentado por Selena Gómez, joven cantante que relata con enorme coraje y transparencia su desgarradora realidad, mientras se encontraba luchando por superar un cuadro de depresión.
Selena visibiliza a través de esta canción y el documental con mismo nombre la problemática relacionada con la salud mental, una realidad compleja y oculta, que atraviesa a todos los sectores sociales y grupos etarios, que se exacerbó post pandemia, y está avanzando de manera alarmante.
Las enfermedades de la esfera mental, como depresión, esquizofrenia o trastornos de ansiedad, demencia o el suicidio, requieren no solo un abordaje complejo y multidisciplinario, sino también su reconocimiento y visibilización por parte de la sociedad.
Las secuelas psicoemocionales para los familiares de quien padece una enfermedad mental
Frente a un diagnóstico de este tipo, la familia puede sentirse devastada e impotente para afrontar la situación. El dolor que viven los familiares, así como las secuelas psicoemocionales que produce, la vergüenza que genera debido a la ignorancia acerca de estas enfermedades, la mirada indiferente de muchos sectores sociales, los altísimos costos de los tratamientos y la ausencia de dispositivos adecuados de contención, pueden representar desafíos infranqueables, que envuelven en la vulnerabilidad y en un verdadero infierno, tanto al paciente como a su entorno.
Estos pendientes nos obligan a plantearnos si estamos a la altura y tenemos la suficiente madurez para hacer frente al desafío de convivir con un paciente con una enfermedad mental, promover su inclusión social y brindar a quienes atraviesan por estas situaciones, una luz de esperanza en medio de tanta oscuridad.
Las frases de Selena en su canción y cómo describió su sufrimiento
La cantante se desnuda totalmente en cada verso, al mostrar en la intimidad, su universo mental y emocional, brindándonos un crudo panorama, sobre el sufrimiento diario y la soledad de aquellos que padecen una enfermedad mental.
“Intenté esconder mi depresión y barrerla bajo la mesa, para que nunca lo supieras..”
El enfermo mental, por vergüenza y miedo a ser discriminado, oculta su dolor y muchas veces llega a ser incomprendido por su entorno, estigmatizado y excluido. Es que no es fácil convivir con un enfermo mental, contenerlo en medio de sus temores y desbordes, aceptar su realidad. Por otro lado, el paciente se pregunta ¿que pasará si cuento lo que me pasa?, ¿seguiré siendo aceptado? Estos temores le impiden muchas veces, abrirse y buscar ayuda.
“Estoy constantemente, luchando contra algo que mis ojos no pueden ver..”
La enfermedad en un órgano, ya sea renal, cardíaca o de los huesos es más fácil de comprender, e incluso de tratar. Pero el mundo mental es abstracto y escurridizo. Aquello que no podemos ver con los ojos o palpar, despierta miedo e intimida. ¿Cómo explicarle la depresión a un niño que siente que su mamá no puede cuidarlo como siempre? A esto se suman los tabúes existentes: nadie quiere ser tildado de “loco”. Todo esto sucede con las enfermedades mentales y es un aspecto crucial: la negación, la exclusión, el miedo o subestimar su existencia son actitudes comunes.
“Mi mente y yo, no nos llevamos bien a veces y se hace difícil respirar, pero no cambiaría mi vida..”
De una manera tan simple, expresa en este verso, el desafío que atraviesan estos pacientes a la hora de lidiar con su desequilibrio mental, lo desesperante que esto puede ser y como esta sensación, puede ser tan profunda, como asfixiante. No les permite ser felices, disfrutar y sentir motivación y entusiasmo por la vida, llevar una vida activa, trabajar o estudiar por más que lo intenten con todas sus fuerzas. Nuevamente, lo que no se puede ver o palpar, no es fácil que sea reconocido, identificadoy aceptado, la misma ignorancia que puede existir en el entorno sume al paciente en un abismo de incomprensión y soledad.
“Es difícil hablar y sentirte escuchada, cuando siempre te sientes como una carga, no quiero sumarles una más de las que ya tienen”.
Resulta algo complejo enfrentar el desafío de acompañar a estos pacientes, entendiendo que un paciente con esta condición puede ser percibido como una carga. Esa “carga sentida” puede ser muy diferente en cada familia: el “qué dirán”, la vergüenza,la culpa, la discriminación, la incomprensión, los costos del tratamiento, la atención requerida e incluso, el tener que suplantar roles, responsabilidades y obligaciones. A su vez, cuando toma consciencia de su realidad, el mismo paciente puede sentirse una carga, generando esto mayor rechazo, distanciamiento y tornando más frágil el vínculo con sus seres queridos. Esta realidad, muchas veces termina destruyendo hogares y familias.
“Pero si dejo ver lo que realmente pasa, tal vez alguien que está sufriendo, se sentirá un poco más seguro, no son los únicos que están perdidos…”
Selena, a través de su música, logra efectivamente movilizarnos y mostrar los aspectos del problema que quizás, solo quien lo padece, puede comprender. Y nos enseña que el coraje de compartir y visibilizar esta realidad, no solo permite aliviar nuestro dolor y sanar, sino también tender puentes, para acompañar a otros en su sanación.
Cómo afrontar los problemas de salud mental en familia y socialmente
Los problemas de salud mental son condiciones que nos pueden suceder, no sabemos si no estaremos algún día en ese lugar. Si nos toca de cerca vivir esta situación, es clave solicitar ayuda profesional y cerrar filas con el fin de cuidarnos, acompañarnos y ser pacientes, amorosos y comprensivos con ese ser querido que, en su fragilidad, puede lastimarnos o reaccionar de manera inadecuada, sin tener la intención.
Como sociedad, visibilizar esta problemática no solo contribuye a la concientización sobre este tipo de enfermedades, también nos humaniza, nos hace más honestos, sinceros y valientes. Se hace necesario, generar redes formales e informales para el abordaje de la problemática de la salud mental, no ser indiferentes o negadores, informarnos y educar a nuestros hijos sobre la importancia de no juzgar, etiquetar, excluir o discriminar a personas en esta situación. Enseñarles que un trastorno psiquiátrico es una enfermedad como cualquier otra, que requiere tratamiento y un marco de respeto hacia el paciente y su familia.
Las instituciones y todos los sectores de la sociedad, deben comprometerse y hacer su aporte, para ampliar los servicios y asegurar contención, asesoramiento, tratamiento y asistencia de todo tipo. Como actores sociales, cualquier detalle o aspecto en el que podamos colaborar, aliviana mucho el camino que estas personas están transitando con tanto esfuerzo y amor.
Por último, es fundamental trabajar en la prevención y brindar recursos y herramientas para detectar y tratar oportunamente estas enfermedades. Promover redes de contención y fomentar vínculos sólidos y fuertes tanto a nivel familiar, como comunitario. Las comunidades unidas por lazos de cooperación, solidaridad y un firme propósito de vida, son más sanas emocional y mentalmente y son más felices.
Dra. Roxana Anahi Timo, @dra.anahitimo