En la Familia Real británica rigen unas reglas poco comunes con respecto a los regalos de Navidad que llegan al Palacio para sus miembros. En esta época del año, empresas, organizaciones, marcas y muchas personas, se encargan de hacerles llegar sus regalos a sus royals favoritos.
En el hipotético caso de que llegasen regalos de Navidad, por ejemplo, para los hijos de William y Kate, ellos no pueden quedarse con ellos: su dueño es el monarca, en este caso, Carlos III.
Desde su nacimiento, todo regalo que les haya llegado por cualquier motivo, el dueño es el Rey, quien decide su destino. Dependerá de él si sus nietos reciben o no los obsequios que envíen desde otros lugares al Palacio o se puede inclinar por hacer una donación con ellos.
Pero no todo está perdido para los nietos del Rey. Esta regla, que forma parte de un conjunto de normas que indican el comportamiento de la realeza británica, no se aplica en el caso de los regalos que se entreguen dentro de la familia, por lo que sí tendrán algún que otro obsequio asegurado para Navidad.