Si bien el clásico rojo o las mil versiones de la francesita están entre los estilos favoritos de nail art, siempre aparece alguna tendencia que nos conquista y queremos probarla ya mismo en nuestras uñas.
El auge de las uñas glaseadas que impuso Hailey Bieber, dio lugar a que surjan diferentes versiones de la manicura con diferentes efectos en cuanto al tipo de brillo. Por supuesto, para Navidad tenía que haber una muy especial y estas son las uñas de terciopelo.
Aunque toma el nombre de la conocida tela, lo cierto es que se trata de una referencia al efecto aterciopelado que le queda a la uña, por el brillo granulado que desprende el mismo.
Cómo se hacen las uñas de terciopelo
Normalmente esta técnica se trabaja con esmaltes especiales que permiten pasar imanes por encima para crear formas abstractas. Para comenzar se suele aplicar una base de color oscura (habitualmente negra) para imitar esa profundidad del terciopelo. Encima de esta se ponen varias capas de un gel de color.
En este punto, y para lograr un resultado realista, lo adecuado es elegir un esmalte rojo, azul o verde, los tonos más habituales del tejido que estamos recreando, aunque este efecto se logra con tonos de base más claros, como el rosa, el verde y hasta el natural.
Tras esto, se pasa el imán, creado especialmente para ello, por encima de la uña y crear así la ilusión de la textura aterciopelada y brillante. Este tipo de imanes se suelen vender en sets que incluyen todo lo necesario para crear la manicura de terciopelo: el esmalte base, el de color y el imán.