Yanina Latorre nos permitió ver este martes, desde un móvil del programa del que forma parte todas las noches en América, gran parte de su casa. Rincones amplios donde predomina el color blanco, los muebles de diseño y las obras de arte de Milo Locket que aportan el toque de color justo y necesario. Un espacio que comparte con Diego Latorre, sus dos hijos y sus mascotas en Zona Norte.
Entraron por la cocina y enseguida encontraron una isla repleta de frascos y una frutera. Algunos electrodomésticos son de acero inoxidable y otros como la heladera en color blanco, a tono con el ambiente.
Toto, el perro de la familia que cumplió 14 años, acompañó al notero en su recorrido.
El living de la familia Latorre genera un juego perfecto bicolor. Sillones blancos, lámpara negra de diseño y sobre la pared, un cuadro bitono. ¿El detalle? un tablero de ajedrez XL con sus piezas, que Yanina detesta que le desordenen.
Este es el cuarto que más conocen sus seguidores porque desde acá, es donde genera todo su contenido de redes sociales. Además, confesó que es el lugar que le gusta para mirar televisión y relajarse.
Ni bien subió las escaleras, el notero se encontró con la primera obra de arte de la casa. Y en el pasillo, estaba el segundo. Las obras de Milo Locket son protagonistas del primer piso de la casa de Latorre, aportando un toque de color.
El cuarto de Yanina es uno de los más amplios de la casa y aparte de la cama, tiene sillones con una mesa en la que se pueden observar varios libros, velas y aromatizados. Como detalle en uno de los rincones tiene una orquídea blanca.
También tiene un escritorio con un aro de luz, papeles y varios portarretratos con fotos de toda la familia. Y luego de pasarlo a la derecha nos encontramos con un vestidor repleto de ropa perfectamente ordenada.
Diego Latorre también tiene un espacio propio para mirar tele y lo curioso es que hay fotos de él durante su etapa de futbolista porque según reveló su mujer, "le gusta mirarse". La camiseta argentina es la que usó cuando jugó la Copa América en 1991. Un recuerdo que el deportista atesora.