Ángel Correa entró a último momento en la lista de los convocados por Lionel Scaloni, en reemplazo del lesionado Nicolás González y ahora está a punto de consagrarse campeón del mundo en Qatar. Este rosarino, surgido del club San Lorenzo que a los 27 años está tocando el cielo con las manos junto al equipo comandado por Lionel Messi, ya es un campeón de la resiliencia ya que en su vida ha tenido que reponerse de varios golpes durísimos.
Oriundo del barrio Las Flores, uno de los más peligrosos de Rosario, a los 10 años Ángel perdió a su papá y dos años más tarde a su hermano. “Es muy jodido: ahí perdí a muchos amigos por alguna bala, por estar en un lugar donde no debían estar”, contó alguna vez acerca de su infancia.
Siento muy chico fue fichado por San Lorenzo, que lo alojó en su pensión. Pero como extrañaba, Correa se escapaba. Aunque siempre volvía porque ahí "tenía comida". Por las escapadas, el club estuvo a punto de dejarlo libre, sin embargo quienes lo dirigían por esos años vieron lo que él valía y lo mantuvieron. Gracias al club y ya como integrante de las juveniles, tomó la comunión en la Capilla del Nuevo Gasómetro, en una misa que dio nada menos que el Jorge Bergoglio, quien años más tarde se convertiría en el Papa Francisco.
En 2012 debutó en la Primera división y poco tiempo después fue comprado por el Atlético de Madrid por 8 millones de euros. Y cuando parecía que todo era felicidad en su vida, una revisación médica le detectó un anomalía cardíaca. Se trataba de un tumor benigno que le fue extirpado en una cirugía a corazón abierto en Nueva York. Ángel temió no poder volver a jugar. Tenía solo 20 años.
El papa, quien le había dado la primera comunión, lo llamó y le concedió una audiencia privada para acompañarlo en el duro momento. Y Correa se repuso bajo la tutela del club español y seis meses después volvió a jugar vistiendo la camiseta de la selección argentina para el Sub 20 que se consargó campeón.
Solo un año después de la cirugía, fue convocado por la selección mayor, en 2015. El DT era Gerardo Martino y Correa jugó dos partidos marcando un gol. En 2016 integró el seleccionado sub 23 que participó de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y en 2021, Scaloni lo volvió a convocar, ya con miras al equipo que jugaría el Mundial.
Y cuando el seleccionado jugo la Finalissima ante Italia, Ángel cometió un locura: jugó arriesgando su salud. "Llevaba varios días viendo el alambre (de la cirugía de corazón) que estaba a punto de salirme del pecho y no le dije nada al doctor porque quería estar sí o sí en la 'Finalissima' ante Italia en Wembley. Después de que pasó el partido me agarró un poco de miedo, a mi familia también y se lo dije al doctor y me explicó que podría haberse infectado y eso hubiera sido muy grave, por lo que me recomendaron que fuese a Madrid para resolverlo rápido. No era un dolor, se me había abierto la cicatriz", contó luego. Hoy ya totalmente recuperado y con su salud a pleno, Correa está a punto de consagrarse campeón del mundo.