En 1983 Carolina de Mónaco se casó por segunda vez: había estado casada con Philippe Junot, entre 1978 y 1980. Pero fue en verdad Stefano Casiraghi el gran amor de la Princesa.
Para lo que es la realeza, la boda fue muy sencilla. Además, no podían casarse por iglesia. Pero la peor parte fue cómo fueron las cosas aquel día.
Cómo fue la discreta boda civil de Stefano Casiraghi y Carolina de Mónaco
El compromiso entre Stefano Casiraghi y Carolina de Mónaco se anunció el 19 de diciembre por sorpresa, apenas diez días antes de la boda, que transcurrió entre Navidad y Año Nuevo. Asistieron 25 testigos, que se reunieron en la Sala de Espejos del Palacio de Mónaco, donde se celebró el enlace.
Fue una boda a la que la casa real monegasca no le quiso dar demasiada difusión. Por ejemplo, las calles no se engalanaron para la ocasión (de hecho estaban llenas de adornos navideños). Hasta la baja presencia de medidas de seguridad extrañó a los paparazzis.
Para ser la boda de un personaje tan popular como lo era Carolina de Mónaco, el ambiente fue de lo más calmado. La pareja llevaba poco tiempo de relación, pero era la favorita de la prensa, que los seguía a sol y a a sombra.
Seis meses después de que se hicieran públicas las primera imágenes de ellos juntos, llegaron las de su boda civil.
La ceremonia del enlace duró apenas 45 minutos y el convite posterior agasajó a 60 invitados escogidos entre un selecto grupo de autoridades monegascas y familiares directos de la pareja. El número de curiosos que se acercaron a saludar a la nueva pareja cuando se asomó al balcón palaciego también fue escaso, nada que ver con el primer enlace de Carolina.