La princesa Charlene volvió a estar en el ojo de la tormenta por su extrema delgadez. Después de un 2021 movido, en donde tuvo que permanecer varios meses alejada de su familia por una infección y un 2022 donde se reintergó a sus actividades habituales tras una internación en una clínica de Suiza, ahora parece que sus problemas de salud volvieron, lo que impulsó a sus padres a mudarse a Mónaco par estar cerca de ella.
Según publica Daily Mail, Lynette Humberstone y Mike Wittstock, los padres de la exnadadora han dejado Sudáfrica, donde continúa su hermano Sean, para estar más cerca de su hija y apoyarla en su camino hacia la recuperación total.
Vale recordar que la dolencia que afectó a la princesa no está del todo clara aparte de la infección de oído, nariz y garganta que la obligó a pasar varias veces por el quirófano hace casi dos años. Esa enfermedad la mantuvo varios meses en Sudáfrica, le produjo un profundo agotamiento que aún arrastra.
Aquellos meses en Sudáfrica estuvo cerca de sus padres y ahora son ellos quienes hacen el viaje inverso, desde Johannesburgo hasta Mónaco. Lynette y Mike se habrían mudado a La Turbie, una localidad situada entre la residencia de Charlène en Mónaco y Roc Agel, el palacio de verano de la familia donde la princesa se refugió al comienzo de su recuperación.
Estar a solo unos minutos en coche de ella les permite verse con asiduidad, para desayunar en su refugio monegasco o en algún otro lugar apartado de los focos. Porque los padres de Charlène, por el momento, no han asistido a ningún acto social acompañando a la princesa.
Estar juntos le hace “sentir segura y protegida y le recuerdan la vida mucho más despreocupada que disfrutaba en Sudáfrica antes de convertirse en princesa de Mónaco”, cita Daily Mail a una fuente próxima a los royals monegascos.