La modelo Lucía Saravia y su marido, el empresario Juanjo Etcheverrito, se ocuparon personalmente de decorar cada rincón de este penthouse de generosos 1250 m2 totales, con una increíble vista abierta hacia el mar de un lado y el arroyo Maldonado del otro, y que sorprende con una decoración única y superlativa, pensada al detalle.
Una piscina de 17 metros de largo
El departamento suma en la segunda planta una piscina de diseño alargado y desborde infinito, que tiene 17 metros de largo (sí, se leyó bien) y se ubica hacia el frente y entre dos terrazas: una que mira el mar y la otra hacia el arroyo Maldonado. Este nivel del penthouse fue concebido como “casa de verano” y suma además living, comedor con cocina integrada, barra frente a la pileta, parrilla y kamado exterior.
Cada una de las terrazas tiene otra propuesta. El comedor exterior, por ejemplo, cuenta con una mesa circular súper amplia y con el sistema lazy Susan (base giratoria). La acompañan unas sillas de rattan. Para ganar sombra, se dispusieron unos toldos tipo vela de sunbrella. Todos los pisos de exterior son decks de lapacho.
El fogón (fire pit) fue estratégicamente ubicado en una de las terrazas laterales que ofrece una vista de lujo hacia la salida de la luna. Un sillón diseñado en ronda con estructura armada con la misma madera de lapacho de todo el deck, abraza al hogar de hierro central.
Arte y piezas únicas en el living
El majestuoso living remata en 15 metros lineales de ventanal hacia el frente: todo luz, mar y horizonte. Tiene un sofá en "L" de 10 metros de largo (modelo Cloud, en pluma con fundas de lino, comprado en Restoration Hardware), junto a tres escultóricas mesas de raíz, todas piezas únicas realizadas por los artistas Silvestre Jacobi y Lucila Dickinson (Galería Silu): en una de ellas, sorprende el ajedrez gigante de madera.
Y hay más. El cielorraso de este ambiente es de listones de lapacho, con un calado en “S” que por la noche se ilumina. Una alfombra de cuero de vaca con pelo, de 10 x 6 metros (realizada junto a Taller Tróccoli) le da contención a este sector sobre el piso de madera de bambú. De fondo, se luce una de las estrellas del depto: un mural de 8 x 3 m con musgo natural en estado latente (@verde.facil).
El living del piso superior es una mini versión del principal y se utiliza mayoritariamente como zona de juegos. Aquí son unas esculturas con apariencia de troncos de palmeras las responsables de sumar privacidad. La mesa con base de raíz (todo de Galería Silu) es la absoluta protagonista junto al tríptico.
Suite con vista al mar y un baño de spa
La suite principal tiene una vista sin interrupciones hacia la costa y el mar. El sommier aparece suspendido sobre una plataforma realizada en madera, y que incluye a las mesas de luz y el respaldo. Diseñado en suite, el ambiente suma un baño digno de spa, con sauna, vestidor y sala de masajes: un total de 210 m2 dedicados al hedonismo.
Un dormitorio de cuentos
El dormitorio de las más pequeñas de la casa tiene una mezcla de materiales (lapacho, roble, mimbre). Las dos camas (Pottery Barn) con respaldo envolvente, suman a sus pies unos baúles de mimbre, mismo material de la mesa de luz doble y el carrito de bebés mini. Tapices y telas le imprimen un extra de calidez. (Izq.) Un detalle de la biblioteca de juguetes.
Fotos: Fabián Uset.