Una tarde de 2018 en la ciudad de Mercedes, Corrientes, con el estero como escenario principal, nació la idea que más adelante se transformaría en Yabirú. Fue en ese momento que Virginia Romero Peart supo que quería hacer algo que plasmara su pasión por el campo y el respeto hacia la flora y fauna nativa de la región noreste del país.
“Fue a través de los ojos de mis hijos, Joaquín de ocho años y Pilar de cinco, que volví a maravillarme con las cosas sencillas del campo” sostiene Virginia. Inspirada en su propia historia e infancia en el campo, llena de naturaleza y aventuras, decidió darle un espacio a esos animales que ella tanto había querido y hoy en día sus propios hijos aman. Así fue como poco a poco este proyecto de indumentaria infantil fue tomando forma.
“Verlos gritar de emoción con los carpinchitos o tratar de ver al yacaré entre los camalotes, me hizo recordar mi propia infancia y redescubrir la magia de la naturaleza”.
Virginia Romero Peart, creadora de Yabirú
Una aventura textil
Sin conocimientos previos sobre el mercado o la industria textil, pero con un objetivo claro, la fundadora de Yabirú comenzó la búsqueda de información para poder representar la flora y fauna nativa en los diseños textiles de la marca.
La elección de la primera prenda fue sencilla: el ítem insignia de Yabirú sería la bombacha de campo. En línea con el espíritu de la marca, su primer lanzamiento debía ser algo propio del estilo de vida de campo, que formara parte de las tradiciones y costumbres de nuestro país y tuviera que ver con la historia de Virginia, su familia y Yabirú.
El lanzamiento de Yabirú
Luego de numerosas entrevistas con ilustradoras, diseñadoras y proveedores, en mayo de 2019 la marca estaba lista para salir al mercado con sus primeras bombachas de campo. En palabras de Virginia, “con todas las dudas y miedos propios de hacer algo nuevo”. Yabirú tuvo una gran aceptación desde sus inicios y rápidamente se encontraba representado a Corrientes en distintas ferias.
“Tuve la suerte, desde que comencé en esta industria, de encontrarme con las personas justas, mujeres solidarias y generosas, que me han ayudado desinteresadamente” nos explica Virginia cuando le consultamos cómo fue adentrarse en un rubro nuevo y tan distinto a su profesión de Contadora Pública.
La vida en el campo, compartida en comunidad
Menos de un año después del lanzamiento de la marca, la pandemia golpeó la puerta. Por su parte, ante la incertidumbre a nivel mundial y con su negocio cerrado, Virginia decidió instalarse en el campo junto a su familia. Sin saberlo, este cambio sería la oportunidad perfecta para hacer crecer la comunidad de Yabirú a través de las redes sociales.
Al no poder conectar con sus clientes de manera presencial, Virginia comenzó a compartir la diaria de su vida rural en stories de Instagram. La respuesta fue muy positiva y pronto se encontró con personas que compartían el estilo de vida y los valores de Yabirú.
De esta manera, con menos de un año en el mercado y una pandemia de por medio, Yabirú siguió afianzándose en la industria y conectando con sus clientes a lo largo y ancho del país a través de su tienda online. Hoy en día, la marca también tiene clientes en Uruguay y Paraguay y su web sigue siendo el principal canal de ventas.
Diseños y prendas que perduran en el tiempo
Con el objetivo de acompañar a los chicos en sus mejores recuerdos de infancia, las prendas de Yabirú fueron pensadas para perdurar en el tiempo y no como un diseño de temporada. Por eso, cada estampa fue diseñada por una ilustradora distinta y con diversas combinaciones de flora y fauna. Todas las personas que intervienen en el proceso suman algún elemento de su impronta personal y de esta forma, las ilustraciones cuentan su propia historia.
Desde la redacción de Para Ti le consultamos a Virginia cómo le gustaría que las personas se vincularan con las prendas de Yabirú. Ante la consulta, explicó que su deseo es que se conviertan en “esas prendas que no dan más de viejitas y las guardamos porque nos recuerdan aquel momento de nuestras vidas”.