Esta casa moderna, que supo ser el galpón de una artista muralista, vivió una transformación total para pasar a ser el refugio de un amante de la música.
Con cambios certeros y materiales concretos, muebles de línea contemporánea y piezas de diseño de autor, la arquitecta Karen Garber -junto a Pablo Tévez- logró un cambio radical sin perder la esencia del lugar.
Es una casa que vive, se piensa y cambia al ritmo, usos y costumbres de su dueño -un empresario y productor musical- y su hijo de 18 años, estudiante de producción musical y music business.
Simple y minimalista, originalmente iba a ser un refugio de fin de semana, y hoy es una casa de intensa vida social, casi todos los días, con áreas comunes y para compartir, entre padre e hijo, con amigos y familiares que llegan desde el exterior.
El estudio de grabación es un módulo en la zona de exteriores de la casa cuya adaptación fue clave en el inicio del diseño del hogar: desde afuera hacia adentro.
En un instante, esta vivienda que funciona en base a una impecable domótica, comienza a oírse como un parlante de alta fidelidad, potente y sutil, como un clásico álbum de vinilo. Y la música suena nítida y envolvente.
En esa sinfonía de interiorismo, la estrella musical de la casa es un piano, de la fábrica de Yamaha al living.
Producción: Malu Satzger. Fotos y video: Alejandro Carra. Edición de video: Miranda Lucena.