El trastorno de compras compulsivas se caracteriza por la pérdida de control sobre las compras, la acumulación de deudas y la angustia emocional. En general, las compras compulsivas ocurren de manera solitaria, rutinaria y a escondidas.
A veces, las personas realizan compras para sus familiares y amigos, con el objetivo de justificarse y disminuir la culpa. No obstante, cuando compran para sí mismos es común que las escondan en armarios, cajones o el baúl de un vehículo. Inclusive, algunas compras nunca se llegan a utilizar.
En la mayoría de los casos, este trastorno comienza hacia el final de la adolescencia. Esto se debe a que, en este período, las personas desarrollan mayor autonomía y emancipación del núcleo familiar. En cambio, la percepción de la conducta de compra como un problema se produce más tarde, entre los 30 y 40 años (al igual que la búsqueda de un tratamiento).
Compras compulsivas y emociones negativas: su relación con la baja autoestima
La mayoría de los autores sostienen que hay dos factores involucrados en la aparición de un episodio de compra compulsiva: la urgencia de comprar y la pérdida de control sobre las compras.
En este sentido, una investigación del Departamento de Psiquiatría de París observó que los pacientes con trastorno de compras compulsivas puntúan más alto en los test de impulsividad y de no planificación.
Dada la alta impulsividad y el intenso deseo de adquisición, algunos investigadores consideran a este trastorno como una adicción conductual (similar a las adicciones a sustancias como la cocaína).
Por otra parte, se cree que las compras compulsivas aparecen como una estrategia de compensación para combatir emociones negativas y la baja autoestima.
Los desencadenantes de este mecanismo disfuncional de regulación emocional suelen ser el aburrimiento, los sentimientos negativos acumulados o el deseo de sensaciones positivas.
Por esta razón, las compras compulsivas se presentan muchas veces en personas que sufren trastornos del estado del ánimo, como la ansiedad y la depresión.
Es importante diferenciar la compra normal de la descontrolada. La distinción no se basa en la cantidad de dinero gastado, sino en la aparición de impulsos incontenibles de comprar, la sensación de estar fuera de control al comprar, el grado de preocupación o de angustia que generan, o por sus consecuencias negativas adversas (deudas excesivas, peleas, etc.).
Cómo tratarse en caso de padecer el trastorno por las compras compulsivas
Se pueden realizar sesiones de psicoterapia para afrontar esta dificultad. Por ejemplo, la terapia financiera basada en técnicas cognitivo-conductuales presenta resultados prometedores respecto a la disminución de los comportamientos impulsivos y la remisión de las compras compulsivas.
Durante la terapia se utilizan técnicas como la reestructuración cognitiva, el control de los estímulos, la prevención de conductas disfuncionales y las habilidades para resolver problemas. También se entrenan la administración y gestión del dinero, para mejorar la salud financiera de forma integral.
Lic. Rodrigo Jaldo, Psicólogo Clínico MP 1366 (Chubut), @rodrigojaldo.