Kate Middleton vive este momento, el de la coronación de Carlos III, su suegro, como si ella fuera la reina. En la recepción celebrada en el palacio de Buckingham con más de 2.000 invitados, ella se destacó no solo con su look sino también con su carisma y simpatía. Fue la anfitriona perfecta y si se quiere, la más destacada del evento.
Tras la comida oficial junto a gobernadores y primeros ministros del Reino Unido celebrada en Buckingham Palace este mediodía, el rey Carlos, la reina Camila, los príncipes de Gales y el resto de miembros oficiales se cambiaron de look para presidir una recepción de bienvenida con la presencia de más de 2.000 invitados.
Si bien las royals e invitadas VIP´s se destacaron con sus looks, desde Charlene a Amalia, la hija de Máxima, la princesa de Gales deslumbró con su look en azul.
Kate lució un vestido es de Self-Portrait, que lo llevó con mucha elegancia. Confeccionado con un tejido de crepé elástico en color azul Klein, el diseño tenía un original cuello con detalle nudo, costuras fruncidas en la parte superior, manga larga, hombros voluminosos y minibotones dorados decorando tanto los puños como las hombreras.
El diseño se completa con una falda de silueta 'wrap' con abertura lateral y largo midi. Es un vestido que, en el modelo original, no incorporaba cinturón como lo llevó Kate. Completó el look con aros largos de diamantes y zafiros que pertenecieron a Isabel Bowes-Lyon, esposa del rey Jorge VI y madre de Isabel II. En cuanto al pelo, lo llevó suelto y con ondas, fiel a su estilo.