Existen una serie de sitios dentro de la casa en las que se deben de guardar las cosas apropiadamente para evitar que se estropeen o se echen a perder, lo mismo pasa en la cocina: cada cosa o alimento tiene su lugar específico. Debido a la costumbre que se tiene (tal vez herencia de las abuelas o de las madres) se colocan algunos alimentos en donde en realidad no deberían ir, siendo este un error que pueda limitar su tiempo de vida.
Un claro ejemplo de ello son los huevos, que comúnmente se pueden ver en una zona cálida a la venta.
¿Es mejor conservar los huevos en la heladera o a temperatura ambiente?
Ésta es una de las preguntas solemos hacernos con bastante frecuencia. Cuando compras en el comercio o en el supermercado, a pesar de que hay muchos alimentos que se exponen refrigerados o congelados, los huevos se encuentran en estanterías normales, a temperatura ambiente, sin más precauciones y cuidados que sus respectivos embalajes.
Pero, al llegar a casa, los huevos deben guardarse en la heladera tan pronto como sea posible ya que las bajas temperaturas, además de mantenerlos frescos durante más tiempo, evitan la posible proliferación de microorganismos. No se recomienda guardarlos en las bandejas que están en la puerta de la heladera, ya que allí se encuentran muy expuestos a los cambios de temperatura cada vez que se abre. Se recomienda guardarlos en la zona más fría y aislada de la heladera.
Sin embargo, los huevos no se encuentran refrigerados en los supermercados o puntos de venta. Esto se debe a que los cambios bruscos de temperatura (cuando se pasa de frío a calor) pueden provocar la condensación de agua en la cáscara lo que aumentaría el riesgo de contaminación. Los huevos tienen una capa porosa que al humedecerse permitiría que cualquier contaminación del exterior pase al interior. Por esta razón, y para evitar ese cambio térmico, es preferible mantenerlos a temperatura ambiente en supermercados y puntos de venta.
La verdad es que ambas acciones son las adecuadas. Esto, aunque pueda parecer contradictorio, tiene una explicación, que se basa en los cambios de temperatura. Cuando los alimentos pasan de frío a calor, se suele condensar agua en la superficie. Esto es algo que se ve frecuentemente en los yogures o en la fruta. Pero, en el caso de los huevos, resultaría muy peligroso, ya que su superficie es porosa y facilitaría la contaminación del interior del huevo.
Por este motivo, los huevos no se refrigeran desde que se recogen hasta que llegan al hogar del consumidor, para no someterlo a varios cambios de temperatura que provoquen estos peligros que pueden derivar en una intoxicación grave.
Otra forma de mantenerlos en buen estado de conservación es dejarlos en su recipiente original en lugar de en la bandeja de huevos para evitar la contaminación de los estantes u otros alimentos por los microorganismos que se encuentren en la cáscara.
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Ingredientes
-Para los muffins (18 unidades)
- 190 gramos de azúcar común
- 150 gramos de manteca derretida
- 300 gramos de harina leudante
- 100 gramos de crema de leche
- 4 huevos
- 150 gramos de chips chocolate
- 150 gramos de nueces
- 10 gramos de esencia de vainilla
- ralladura de algún cítrico (opcional)
-Para el crumble crocante
- 75 gramos de manteca fría
- 75 gramos de azúcar
- 120 gramos de harina 0000
- 50 gramos de nueces procesadas
Preparación
Paso 1. En un bowl uní azúcar con manteca derretida. Luego, agregá el resto de los ingredientes e incoporá bien todo hasta que quede una mezcla homogénea.
Paso 2. En otro bowl agregá manteca fría, azúcar, harina 0000 y las nueces procesadas. Uní bien todo con las manos limpias hasta formar un arenado.
Paso 3. Pasá a un molde muffins la mezcla previamente hecha. Espolvoreá por arriba el arenado.
Paso 4. Llevá a horno a 180 grados por 35 minutos aproximadamente. ¡A disfrutar!