La jardinería no se suspende por frío. Si bien es cierto que la actividad es mucho más baja y el jardín pasa a un segundo plano, aunque el clima no acompañe hay que abrigarse y salir a atender las plantas para que lleguen impecables a la próxima primavera.
Pero... ¿qué pasa con el césped? Aunque no crezca como durante el resto del año, este manto verde y natural merece toda la atención y tiene algunas necesidades específicas que es importante cumplir para que vuelva a estar perfecto en los próximos meses.
Riegos específicos
La frecuencia de riego baja considerablemente durante el invierno. En primer lugar porque las heladas traen rocío y humedad; de modo que con ellas ya es suficiente para cubrir las necesidades en esta temporada. A esto hay que sumarle que muchas veces se vuelven más frecuentes también las lluvias.
Pero en caso de que no llueva ni hiele, es recomendable regarlo una vez a la semana durante las horas centrales del día (mediodía), que es cuando el sol ayuda a eliminar el exceso de agua y evita posibles pudriciones.
Cortes estratégicos
En estos meses de frío, lo ideal es cortar el césped lo menos posible y acomodar las cuchillas para mantener un corte alto del pasto. De este modo se contribuye a proteger las raíces y se evita que el musgo y las malas hierbas se vuelvan resistentes.
Por otro lado, se recomienda cortar el césped cuando esté bien seco, evitando las horas posteriores a las heladas para impedir que aparezcan hongos. También conviene aumentar la altura de corte a 5 cm aproximadamente para permitir que resista mejor a las bajas temperaturas.
El momento ideal retirar malezas
Lo más recomendable es retirar con un rastrillo las hojas secas y húmedas que caen de los árboles y se descomponen sobre el césped. Aunque parezcan un abono natural, la conjunción de bajas temperaturas y hielo pueden hacer que estas hojas se pudran y crezcan uno de los grandes enemigos del césped: los hongos.
También hay que prestar una especial atención a las hierbas invasoras: con el césped ralentizado por los días fríos, las malas hierbas pueden ganar terreno. La misión es neutralizarlas con una labor de escarda (siempre hay que arrancarlas de raíz) o con algún herbicida específico.