Este jueves conmovió a todo el mundo la noticia de la muerte de Silvina Luna. Lo mismo se vivió hace 15 días atrás cuando impactó la partida de Mariano Caprarola. Los dos se habían operado los glúteos con Aníbal Lotocki y sufrían desde hacía años las consecuencias de esta cirugía en su cuerpo y en el alma.
El asesor de moda y productor periodístico había estado en Canal 13 el pasado lunes de visita en el magazine "Poco correctos" y les había contado a sus amigos que esta semana tenía previsto hacerse un control de la hipercalcemia que padecía desde hace algunos años. Pero nada hacía prever este tristísimo desenlace.
La muerte lo encontró cuando ya tenía el alta médica del Centro Médico Médicus de la calle Azcuénaga de esta capital -según fuentes confiables de Para Ti-. Sin embargo, había sido su obsesión por la perfección lo que lo había llevado en 2010 a operarse con su amigo por ese entonces, el doctor Aníbal Lotocki.
Silvina Luna la peleó durante años. Estuvo internada en el Hospital Italiano desde mediados de junio y nunca más pudo salir. La entubaron, se enfermó de COVID, y en estos últimos días una bacteria agravó su salud. Este jueves, su familia decidió desconectarla cuando los médicos confirmaron que ya no quedaba nada por hacer.
Ambos unieron sus destinos por el deseo a buscar la perfección y por la enfermedad que les provocó Lotocki, en una tristísima coincidencia. Tal como las demás víctimas del cirujano, como Gabriela Trenchi, Stefi Xipolitakis y otras personas.
Lo cierto es que hace apenas dos meses Caprarola había realizado un posteo en su cuenta de Instagram pidiendo cadena de oración para Silvina, enviándole su fuerza y su corazón.
"A tu lado amada amiga, sé tu verdad, hoy pido por tu mejoría y reírnos juntos otra vez. Siempre fuiste verdadera en tu forma de vivir y actuar Silvina Luna. cadena de oración, queridos amigos", habría escrito el productor el pasado 28 de junio, cuando Silvina ya estaba en terapia intensiva. La foto que publicó pertenece a la misma actividad llevada a cabo en Mendoza. Eran tiempos felices.