Mick Jagger, además de ser un músico exitoso, era uno de los sex symbols más destacados del momento. Y también un jugador sexual con todas las letras. En 1970 tenía, además de relaciones sexuales con groupies desconocidas y famosas, con su cocinera y otras tantas más. Una relación casi terminada con la talentosa cantante Marianne Faithfull que por aquellos días vivía una vida cada vez más dominada por la heroína. Nunca fue un cuento de hadas: para Faithfull salir de la relación con Jagger fue más fácil que salir de las drogas.
Bianca era una auténtica desconocida. Eso sí, estaba dotada de una particular belleza para la época. Blanca Pérez-Mora Macías era una estudiante nicaragüense que llegó a París a comienzos de los años 60 con una misión: estudiar ciencias políticas en la universidad. Era hija de una acaudalada familia de Nicaragua con fuertes contactos familiares diplomáticos.
Cuando su padre, un rico comerciante cayó en desgracia, su madre se separó y comenzó una nueva vida lejos de aquella sin saltos: junto a sus hermanos ayudaba en el restaurante que tenían como nuevo medio de vida. Con la familia Somoza sucediéndose en el poder de manera dictatorial, mediante una beca, su madre la mandó a estudiar a Francia al Instituto de Ciencias Políticas. Su primer flechazo a poco de llegar a la Ciudad Luz fue con el actor ingles Michael Caine, un actor con buenas perspectivas y cuya carrera estaba despegando. Se mudó a vivir a Londres con él.
Casi un año después se separaron y ya de nuevo en París comenzó a salir con el productor musical del momento: Eddie Barclay, un señor que la doblaba en edad. Bautizada como Bianca, la joven comenzó con una vida llena de lujos y fiestas que duró 5 años hasta que apareció Mick Jagger.
En 1970 los Stones estaban en el punto álgido de la banda, ya no era un simple grupo de música: era la banda de rock and roll más famosa del mundo, tenían su propia discográfica y cobraban los derechos de autor más altos del momento. Tenían hasta su propio logo, la genial idea de un estudiante de arte que recibió la paga de 250 libras por la famosa boca con la lengua afuera.
Mick y Bianca se conocieron el 21 de septiembre de ese mismo año, con el comienzo del equinoccio de otoño, en una fiesta post concierto en el hotel George V en París. Ella tenía 25 y él 28. Ella, portadora de una melena oscura, pómulos altos y una enorme sonrisa cautivó enseguida al cantante quien se vio reflejado en la exótica señorita quien además era inteligente, culta y hablaba varios idiomas. Bianca, que venía de una relación con un hombre mayor, se sintió atraída por la juventud del cantante. No fueron su aura ni su fama de cantante de rock.
Una boda con varios condimentos
Mick y Bianca se casaron nueve meses después de conocerse, en Saint Tropez, el 12 de mayo de 1971. Aunque en su mente el cantante había planeado una boda tranquila, la realidad es que el pueblo costero más famoso de todos los tiempos se vio invadido de famosos que hicieron posible que el secreto que Jagger quería guardar saltara a la luz.
Paul McCartney y Ringo Starr, peleados entre ellos por el litigio por la ruptura de los Beatles, dijeron presente sin dirigirse la palabra. También estaban Eric Clapton y los otros Stone además de una multitud que necesitaba seguir de cerca los pasos de la pareja, dos representantes del delirante estilo de vida del rock de aquellos días.
En el Ayuntamiento Mick vestía un traje de tres piezas de saco, chaleco y pantalón verde claro diseñado por Tommy Nutter, una camisa floreada desabrochada y zapatillas. Y Bianca fue la novia más chic que se recuerde en ese momento. Llegó con un traje de chaqueta (sin nada abajo, un signo distintivo en ella), maxi falda blancos y sandalias con taco chino diseñados por Yves Saint Laurent. El tocado era una gran capelina con flores y un velo que le daba aún más misterio. Fueron la pareja que impuso el mejor look de la época anticipando lo mejor del estilo andrógino y sexy de la década del 70, sin dejar de lado la elegancia y la modernidad. Además Bianca estaba embarazada de 4 meses de Jade (Sheena Jezabel) Jagger.
La ceremonia y la fiesta tuvieron puntos álgidos con varios lado B. Los padrinos fueron en director Roger Vadim, ex de Brigitte Bardot, y Nathalie Delon recién separada de Alain Delon quien la había dejado por Mireille Darc. Se dice que a Keith Richards un gendarme no lo dejó entrar porque no lo reconoció con su cazadora de nazi de la Segunda Guerra Mundial y este le arrojó un objeto de metal.
Luego del registro civil, donde firmaron en la misma página que el ex novio de Bianca, Eddie Barclay, quien se había casado unos días antes con la quinta de sus nueve esposas, llegaron a la iglesia Santa Ana que para sorpresa de varios estaba cerrada. Tuvieron que golpear (muy) fuerte para que les abran ya que los sacerdotes de la orden jesuita querían evitar que se llenase de fotógrafos. Algo que, por supuesto, no lograron.
Llegó el momento de la fiesta en el Café des Arts con Julie Christie, Elton John y Brigitte Bardot como invitados que disfrutaban de una cena a base de champaña y caviar. Bianca se cambió de ropa y apareció con un traje blanco y un turbante que brillaba como una joya preciosa. Su estadía en la fiesta duró poco: se retiró enseguida molesta mientras su flamante marido cantaba en el escenario y Keith Richards se desmayaba en un rincón.
Como toda reunión con estrellas del rock de los años 70 hubo drogas. El español Tony Sánchez, amigo de los Stones y también testigo del rápido ascenso de la banda, era parte del núcleo duro del grupo desde los 60 y durante los 70. Lo llamaban Spanish Tony y fue, además de quien se encargaba de sacarlos de apuros de todo tipo, el camello de la banda. El día de la boda Tony introdujo a la costa veraniega española medio kilo de cocaína pegado con cinta aisladora al cuerpo de uno de sus hijos.
La pareja vivía a los saltos entre diferentes continentes, recitales y películas en las que el cantante participaba. Entonces Bianca se convirtió en una de las celebridades más importantes de Nueva York con un círculo íntimo de amistades como Andy Warhol, el diseñador Halston y Liza Minelli entre otros vips. Bianca tenía un estilo propio muy avasallante que incluía sombreros, brillos, pieles, boquillas y looks que alternaban la femineidad a ultranza y la androginia más descarada para la época. Incluso con su marido combinaban y se prestaban la ropa. Eran una de las parejas más cool del momento.
Hacía años que no estaban juntos y en 1975 ya vivían separados: ella en Londres y él en Nueva York. El final oficial del matrimonio fue en mayo del 78 cuando Bianca pidió el divorcio. Por aquellos días Mick Jagger luego de romances con varias conocidas del momento, salía con la que fuera la novia de Bryan Ferry, la modelo Jerry Hall con quien dicen que hacía el amor cuatro veces al día y la nicaragüense se instalaba como una socialite internacional con base en el afamado Studio 54.
Nunca se supo exactamente a cuanto ascendió el divorcio. Por un lado se dice que fue de un millón de dólares aunque Jerry Hall ventiló que Bianca se quedó con casi toda la fortuna de su ex, unos 21 y medio millones de dólares. Muchos años después Bianca comentó “mi matrimonio terminó el mismo día de mi boda”.
Suscribite al newsletter de Para Ti
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti cada semana en tu mail con las últimas tendencias y todo lo que te interesa, completá los siguientes datos:
