"El futuro de la arquitectura es la cultura"
Arquitecto Philip Johnson (1906 - 2005)
La identidad de Mar del Plata está sólidamente arraigada a su cultura fundacional, al entramado social que se crea con las tradiciones y expresiones, constituyendo el principal acervo arquitectónico-urbano que desarrolló la comunidad veraniega a orillas del mar. Ciertos culture patterns del sistema simbólico se basan en el entramado social que origina las costumbres y crea una realidad común en un tiempo preciso.
En este contexto aparece el pintoresquismo, una corriente histórica europea que se expresó en la arquitectura y llegó a nuestro país entre principios y mediados del siglo XX, constituyendo cierta relación con lo suburbano, amalgamando la naturaleza con lo construido. En arquitectura, las fachadas exponen sus materiales como la madera hachada, la piedra Mar del Plata, los revoques, el uso de la teja colonial, los techos con formas asimétricas y yuxtaposiciones de volúmenes, reflejando el pintoresquismo derivado de Europa.
Hacia finales del siglo XIX y principios del XX la avenida Colón de Mar del Plata se destacó por sus residencias, una de ellas es la conocida “Villa Ortiz Basualdo”. Esta obra palaciega fue un encargo de Ana Edelmira Eusebia de Elía Illa (1870-1930) junto a su esposo Manuel Florentino Ortiz Basualdo Dorrego (1854-1893) para ser utilizada como residencia veraniega junto a sus tres hijos: Ana Teresa, Felisa Alejandra y Samuel Ángel Ortiz Basualdo Elía.
En el tejido urbano, las villas a gran escala advierten sobre las posibilidades económicas de sus miembros por sobre la trama de chalets domésticos. La posición de elite de los grupos sociales más aventajados de principios del siglo XX, la necesidad de recreación, de esparcimiento y de reunión presentaron un ámbito fértil para el impulso del pintoresquismo francés, proyectado originalmente con un aire palaciego, siguiendo las corrientes estilísticas inspiradas en los castillos de Loire en Francia.
Junto con la Villa Normandy, la “Villa Ortiz Basualdo” constituye un hito para la ciudad, no solo por su singularidad artística y arquitectónica, sino también por sus valores como testimonio vivo de la imagen urbana de la “villa balnearia”, alumbrando el comienzo del siglo XX. Esto da paso a los diseños arquitectónicos marplatenses que la caracterizaron y aún son referentes de identidad, evocando los usos y costumbres de los primeros veraneantes en la zona balnearia.
“Villa Ortiz Basualdo” fue diseñada por los arquitectos franceses Luis Dubois y Pablo Pater en la loma de Stella Maris. Para 1909, el constructor Leandro Bianchini fue el encargado de la obra sobre un lote de un cuarto de manzana, orientada a 45° de los ejes municipales, rompiendo los cánones urbanos preestablecidos. Diez años más tarde se hizo una ampliación a cargo del arquitecto Gustave Camus y el ingeniero Alula Baldassarini variando el estilo a “chalet anglonormando”.
La “Villa Ortiz Basualdo” se desarrolla en planta baja y tres niveles. Los niveles superiores articulan bandas en símil piedra verticales y el falso pan de bois. Esta materialidad, junto con el complejo sistema de techumbre, conforman un juego cromático y volumétrico de singular valor arquitectónico. Las cubiertas son a dos y a cuatro aguas, de fuerte pendiente y con tejas galvanizadas que reemplazaron a las originales de zinc.
#DatoCementero:
Por sus detalles y particularidades, tomados de diferentes corrientes estilísticas inspiradas en los castillos del Loire, en Francia, se destacó como una de las construcciones más importantes de la loma Stella Maris en la avenida Colón. De acuerdo a los especialistas, su colección de elementos y objetos de estilo art noveau, como su escalera de hierro forjado con flores y líneas geométricas, sus muebles importados de Bélgica o sus vitrales, entre otros, es una de las mejores a nivel mundial.
Al ingreso, se destaca el gran porche con sus contrafuertes de piedra. La escalera principal conecta los pisos que utilizaba la familia y sus invitados mientras que la escalera auxiliar llegaba hasta el ático y los entrepisos. Esta última era usada por el personal de servicio, evitando así utilizar la misma circulación que los propietarios de la casa, revelando una costumbre de entonces. La escalera de roble y hierro forjado con flores y líneas geométricas, las lámparas, los vitrales, los detalles del mobiliario y las demás piezas de art nouveau son consideradas una de las mejores colecciones del mundo, de gran valor artístico, siendo ente de estudio para los especialistas internacionales de este movimiento.
Los ambientes de la casa no son amplios como en otras residencias, aún así, cuenta con oratorio, salas de música y lectura, comedores, baños, dormitorios, palco de músicos y office de mozos. Se destaca el ascensor, pionero en la ciudad de Mar del Plata. El primer piso siempre fue el área social, donde se gestaban las reuniones. Allí los niños comían en un comedor aparte, siempre acompañados de las niñeras e institutrices.
En el sector posterior del edificio se observa la vivienda que alojaba a los caseros, de dos plantas y con salida independiente. El parque llegaba hasta la esquina de Viamonte y contaba con un sector de canchas de tenis. A esta actividad se sumaban las competencias de tiro a la paloma que se practicaban en el Torreón del Monje. Contrariamente a estas atracciones de elite, el fútbol comenzaba a practicarse en los terrenos baldíos, iniciando el "juego de los ingleses locos" en Mar del Plata.
La familia donó la casa a la ciudad, donación que incluyó la colección de muebles originarios de Bélgica adquiridos en 1909 y 1918. Esta colección, obra del arquitecto y ebanista belga Gustave Serrurier-Bovy y es considerada una de las más importantes de su tipo a nivel mundial, hoy incorporada a la colección del museo.
Debido a la relevancia de su historia y materialidad, la Municipalidad se ha hecho cargo de la tenencia del inmueble en el año 1980 y forma parte del listado de bienes de interés patrimonial. Desde entonces se exhibe el equipamiento mobiliario original de la residencia que actualmente funciona como sede del Museo de Arte Juan Carlos Castagnino, presentando una muestra permanente del artista, desarrollando muestras temporales de arte nacional e internacional.
El legado pintoresquista, un sello del patrimonio arquitectónico marplatense, enfrenta el desafío de conservación y salvaguarda para garantizar el amparo patrimonial. Todos entendemos que preservar la cultura es preservar la memoria que nos trajo hasta acá, que nos albergó en una arquitectura de vivienda que, en esta ciudad costera se consolidó inicialmente como testimonio de la belle epoque marplatense. Si el futuro de la arquitectura reside en la cultura, menuda tarea nos ha encargado la historia.
Fuente:
Museo Castagnino MDQ
Fotos:
Exteriores Silvina Gerard
Interiores Museo Castagnino MDQ
Suscribite al newsletter de Para Ti Deco
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti Deco cada 15 días en tu mail con las últimas novedades e ideas inspiradoras sobre decoración & lifestyle, completá los siguientes datos: