Mariano Contreras se dedicaba a la industria audiovisual: productor de cine y de televisión, hizo películas a las que les fue muy bien internacionalmente ("Plan B" y "Ausente", que ganó el Teddy Award en el festival de cine de Berlín) pero un día, afirma, se aburrió y, buscando un cambio, dejó todo de lado y se mudó a Choele Choel, en la provincia de Río Negro.
Dice que, cuando era chico, se escapaba de sus hermanos mayores y se encerraba en el cuarto de costura de su abuela, quien lo puso en contacto con el mundo de la costura por primera vez.
Mariano creció y se dispararon en él otros intereses, pero hace algunos años se reencontró con esa primera pasión. Así fue que dio con Ángela, una costurera con la que tomó un curso de corte y confección, quien le ayudó a darle forma a su emprendimiento: armar todo tipo de prendas a partir de repasadores y trapos rejilla.
Comenzó a mostrar en las redes sus primeras creaciones. Primero fueron furor entre su familia y conocidos, luego se fue expandiendo en muy poco tiempo. Un poco más de seis meses de haber comenzado, tiene una larga lista de pedidos y tuvo que armar un equipo de costureras, ya que es un trabajo puramente artesanal.
¿Cómo se te ocurrió confeccionar prendas con esta materia prima tan particular?
-El uso de la materia prima, como repasadores y trapos rejilla, se me ocurrió porque ya venía con muchas ganas de empezar costura y hacer corte y confección... quería encontrar algo que sea novedoso, distinto. Paseando por la playa con mis hijas encontramos un trapo rejilla y ellas empezaron a usarlo como vestido para sus muñecas. Entonces dije 'ah, mirá, trapo, rejilla, vestidos. Esto puede funcionar'. Conseguí una profesora de costura que me enseñó y, al tiempo, le llevé los trapos, me dijo 'hay que probar cómo puede funcionar'.
"Caminando por Once vi los repasadores, los típicos que todos conocemos, blancos con rayas en rojo y azul Francia, me parecieron ideales para comenzar a confeccionar mis prendas. Primero la chomba, de repasador y después empecé a hacer otras prendas con rejillas. Me fui a las a las fábricas que hay en Avellaneda a buscar materia prima y empecé a hacer cosas para el verano.
¿Con qué criterios seleccionaste determinados repasadores y rejillas para confeccionarlas?
-Elegí los motivos que más se ajusten al verano, coloridos y con una onda descontracturada. Que, por un lado, dé como resultado una prenda cool, relajada pero a la vez sensual.
¿En qué tipo de prendas pensaron a la hora de armar la colección?
-La colección se fue armando con la materia prima que teníamos y viendo qué es lo que más pega en las costas uruguayas, intentando imponer un criterio para armar la colección. Estamos haciendo kimonos con rejilla, que son muy coloridos, pensados para poner sobre el traje de baño cuando salís del mar, que te acompañe cuando te sentás a comer y tomar algo en un parador de playa. Una prenda exclusiva y extravagante y, a la vez, exclusiva.
¿Cuál es el espíritu de la marca?
-Pensamos nuestra marca como disruptiva, focalizada en hacer algo nuevo y proponer desde los objetos cotidianos (como lo son una rejilla o un repasador) algo novedoso. Quizás no es algo 'perfecto' pero sí original eso es trapo no es perfecto es original.
Paralelamente a lo novedoso, el uso de este tipo de materia prima tiene mucho que ver con la idea de moda circular y de materiales reciclables. Así lo explica Mariano Contreras: "Las rejillas tienen un tiempo de uso limitado, con el tiempo se van deshilachando porque es circular, reutilizables, reciclable... la rejilla no te dura toda la vida. Te dura dos temporadas tres temporadas y después se va a empezar a desarmar".
¿Qué ideas tenés para continuar desarrollando el concepto y la marca?
-En algo más de seis meses logramos una aceptación y una demanda bastante grande, por lo novedoso creo que yo. Cómo vamos a seguir desarrollando el concepto es un enigma porque vamos mutando y lo dejamos que vaya desarrollándose solo. ¿Qué es lo que nosotros queremos? Y, queremos hacer pasarela en Milán, ese es nuestro objetivo. Llevar la marca lo más alto que podamos, llegar a la pasarela de Alta Costura y que cotice en bolsa.
Queremos seguir sumando prendas, modelos pero tenemos un tema con el stock de rejillas. Es muy complejo conseguir nuevos diseños. La idea, para el año que viene, es sacos semi formales con el forro o algún detalle de rejilla.
¿De dónde te surgió la idea de elegir este nombre para tu emprendimiento?
-"El miedo de la moda" (Fashion fear) surgió de una broma familiar: cuando la veo a mi hermana vestida de forma exuberante o poco convencional, le digo que es el miedo de la moda. Cuando tuve que pensar en un nombre para la marca pensé en eso y también para distinguirla de otras marcas. Generalmente, todo el mundo quiere vestirse para verse cool porque quizás no se anima a algo más loco o disruptivo. Pero si te ponés un trapo y salís a la calle, ahí la onda no está en lo que tenés puesto, la onda la tenés vos.
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