Natalia Oreiro y Ricardo Mollo son una de las parejas más queridas de la escena artística nacional, se conocieron cuando él tenía 43 y ella 23.
En 2001 se casaron a bordo de una embarcación en Brasil, en una íntima y romántica ceremonia. Más de diez años después de eso llegó su primer y único hijo, el 26 de enero de 2012.
Sus padres eligieron su nombre, Merlín Atahualpa, con mucho amor pero Natalia contó durante una entrevista en 2015 que su hijo tomó una drástica decisión al respecto.
"Un día nos bajamos de un taxi y el taximetrerero le dijo 'chau, Merlín' y él le respondió: 'Me llamo Atahualpa'. Y no fue para atrás nunca. Tenía dos años y medio cuando lo decidió, y fue terminante. No dijo que no se llama más Merlín, dijo que se llama Atahualpa. Fue bastante simple", fueron las palabras de Oreiro sobre la determinación de su niño, la cual tanto ella como su pareja respetaron desde un primer momento.
Sobre el carácter de su hijo, Natalia entrevistada en "Últimos Cartuchos" compartió: "Ata nos acompaña a las giras, se sube al escenario, pero somos muy respetuosos de la intimidad. Si él quiere dedicarse a esto cuando sea más grande lo decidirá", explicó la cantante.
Con la idea de mantenerlo lejos de la exposición que cosechó gracias a su exitosa carrera como actriz y cantante, son pocas las veces en las que Natalia comparte imágenes de él en su cuenta de Instagram, donde es seguida por más de un millón de personas.
En una entrevista con LAM, Oreiro contó sobre el vínculo que tuvo con su nene en pleno auge del coronavirus: "En pandemia me sentí privilegiada de poder, como mamá, acompañarlo en el estudio intentado que no perdiera el aprendizaje".
En 2020, la artista también había contado que la alimentación de su primogénito es muy distinta a la suya ya que ella es ovolactovegetariana (no come carne, pero sí huevos, lácteos y derivados de animales).
"Ata come milanesas porque en casa de mamá le hacen. Yo no se las preparo ni loca porque me muero de ver la carne cruda, pero Ricardo le hace unas buenas milanesas", le contó Natalia en otra ocasión a La Nación.
Desde muy chico, Ata está conectado con la naturaleza y con el arte. Con su madre, disfrutan de cuidar la huerta, del contacto con los animales y hasta elaboran algunas recetas caseras.
También se han popularizado videos en el que se lo ve al pequeño junto a su papá tocando algún instrumento. Y, cabe destacar, que desde muy chico es un crack haciendo origami. Todo esto gracias a las redes de Natalia, quien de vez en cuando se anima a compartir pequeños retazos de la vida de su hijo.
Atahualpa está a punto de cumplir 12 años, por lo que ya se encuentra en la preadolescencia. Una de las últimas fotos que Natalia compartió con él fue para Halloween, foto en la ambos aparecen disfrazados y donde se nota cuánto ha crecido el pequeño.
Fotos: IG
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