Esperar es bueno, y muchas veces es positivo tener la esperanza puesta en que ese amor te llame, o en que vuelva, o no perder la expectativa en que eso tan deseado alguna vez suceda.
Pero en el momento en que la esperanza dejó de ser sana, positiva y lo que se espera se convierte en un imposible, o cuando se dejan de vivir las posibilidades en el presente para esperar ese ansiado momento futuro que, como el horizonte, siempre está lejano, esperar no está bueno.
Qué es el complejo de Penélope
El complejo de Penélope es un término utilizado en psicología para describir un patrón de comportamiento en el que una persona muestra una constante espera o se demora en la toma de decisiones o en la finalización de tareas. Este concepto se basa en el personaje mitológico de Penélope, esposa de Ulises en "La Odisea" de Homero, quien esperó por 20 años el regreso de su amado.
Quien vive el complejo de Penélope es una persona que tiene muchas dificultades a la hora de tomar decisiones, o de completar tareas importantes. Puede haber muchas razones detrás de esto, como el miedo a la soledad, el miedo a cometer errores, al fracaso, también están presentes la poca autoconfianza o la preocupación excesiva por el resultado de sus decisiones.
Qué hacen quienes padecen el complejo de Penélope
Por todas estas razones quienes padecen este complejo tienden a postergar las decisiones o acciones importantes, lo que puede generar frustración y ansiedad tanto para ellos como para las personas que los rodean. Pueden pasar mucho tiempo pensando en las posibilidades y sopesando las opciones, pero les resulta difícil dar el paso final hacia la acción, y muchas veces se niegan a aceptar que esa espera ya se volvió insana.
En una de las áreas dónde el complejo de Penélope más está presente es en el amor. La antigua idea de la mujer que espera que ese hombre se decida, que la llame, que deje de jugar y se comprometa, y mientras espera, como Penélope, vive tejiendo.
Pero en este caso lo que teje son sus propias fantasías, enredándose en sus propios pensamientos, lo que se convierte en una forma en la cual, desde la fantasía, puede sostener esta espera que muchas veces está más cerca del delirio que de la realidad. Antiguamente se pensaba desde el rol pasivo de la mujer, sabiendo hoy en día que esto realmente trasciende los géneros.
Lo malo, muchas veces, de esta espera incondicional, es que sostiene la falta de empatía de la contraparte. Quien tiene alguien que siempre lo espera, no tiene necesidad de hacer cambios o de tomar decisiones. Así es como hay amantes que siempre esperan que el otro al fin deje a su pareja, relaciones sin compromiso, dónde uno siempre espera que el otro forme una alianza verdadera, amigos que esperan en algún momento salir de la “friendzone”, pero esa felicidad nunca llega, porque el otro está cómodo en esa posición dónde lo tiene todo, tiene a quien está y tiene a quien espera.
Por qué no es positivo esperar eternamente y cuál es su relación con la autoestima
Cuando algo se extiende en el tiempo sin solución, lo más sano es poner en juego la tolerancia a la frustración, aceptar que hay cosas que no se van a dar y comenzar el proceso de duelo. El duelo duele, pero es sano, es la manera de hacer cierres y poder, entonces, avanzar.
En el complejo de Penélope, no hay cierres, y como dice la psicología gestáltica, todo lo que no encuentra un cierre se repite una y otra vez hasta alcanzarlo. Quien vive un complejo de Penélope se encuentra enganchado a algo que no cerró, que no fue elaborado, y que se repite causando mucho dolor.
El problema es que, generalmente, quien tiene este tipo de conductas está basado en creencias que las reafirman. Es decir que, realmente ven como positivo el esperar eternamente, creen que serían egoístas si dejaran de hacerlo, y así naturalizan el sentirse siempre mal, y sostienen un dolor muchas veces evitable.
Estas mismas creencias van a sostener el dolor, porque “el amor duele”, “el amor todo lo soporta” y así justifican su propio dolor, sin tener que salir de ese espacio, que se convirtió en un espacio conocido, en su zona de comodidad.
No es lo mismo ser perseverante, ligado a saber esperar, que tener perseveración, sinónimo de ser “cabezadura”. Realmente es sano aprender a tener amor propio, a quererse a uno mismo de tal manera que no tener que esperar eternamente las migajas de amor de los demás. Cuando una persona es capaz de amarse a sí misma, sabe que no necesita una mitad que lo complete, y deja de esperar eternamente a un amor no correspondido.
Por el Dr. Flavio Calvo (MN: 66869). Dr. en psicología, docente, tallerista y autor @calvoflavio
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