El 22 de febrero se conmemora el Día Mundial de la Encefalitis, una inflamación que puede afectar el cerebro, las meninges y la médula. En la mayoría de los casos, está provocada por un virus transmitido por mosquitos o garrapatas. En aproximadamente un 50% de los casos se desconoce la causa. Por eso, esta fecha busca crear conciencia sobre la enfermedad, medidas de prevención y tratamientos.
Las doctoras Verónica Bramajo y María Mercedes López, coordinadoras de clínica médica de DIM CENTROS DE SALUD profundizan sobre esta afección y sobre la importancia de su diagnóstico y el tratamiento precoz. Ante cualquier sospecha, es clave la consulta médica.
Qué es la encefalitis y cuáles son sus causas
La encefalitis es una inflamación que puede afectar el cerebro y los componentes que lo rodean como las meninges y la médula. Dependiendo de la causa se divide en:
- Encefalitis infecciosa: esta afección ocurre cuando un virus u otro agente afecta directamente el cerebro. La infección puede darse en una sola área o propagarse. Algunos virus pueden ser transmitidos por mosquitos o garrapatas. En muy pocos casos, la encefalitis puede producirse por bacterias, hongos o parásitos.
- Encefalitis autoinmune: se produce cuando las propias células inmunitarias atacan por error al cerebro o producen anticuerpos dirigidos a proteínas y receptores cerebrales. Se desconoce el motivo exacto por el que ocurre esto. A veces, la respuesta inmunitaria anormal puede desencadenarse por tumores benignos o cancerosos, lo que también se conoce como encefalitis paraneoplásica y autoinmune. Otros tipos de encefalitis autoinmunes, como la encefalomielitis aguda diseminada, pueden desencadenarse por una infección en el organismo. Esto se conoce como encefalitis autoinmune postinfecciosa. En muchos casos, no se identifica un desencadenante definitivo de la respuesta inmunitaria anormal.
Cuáles son los síntomas más frecuentes
La mayoría de las personas con encefalitis infecciosa tienen síntomas similares a los de la gripe como dolor de cabeza, fiebre, dolor muscular o articular, y fatiga o debilidad.
Generalmente, en un período de horas a días, estos síntomas son seguidos por otros más graves como rigidez en el cuello, confusión, agitación o alucinaciones, convulsiones, pérdida de sensibilidad o no poder mover ciertas zonas del rostro o cuerpo, movimientos irregulares, debilidad muscular, problemas con el habla o la audición, pérdida de conciencia, incluido el estado de coma.
En los bebés y los niños pequeños, los signos también podrían incluir abultamiento de las fontanelas, que son las partes blandas en el cráneo del bebé, náuseas y vómitos, rigidez que afecta a todo el cuerpo, alimentación insuficiente o no despertar para alimentarse e irritabilidad.
En los casos de encefalitis autoinmune, los síntomas pueden desarrollarse más lentamente, en el transcurso de varias semanas. Los síntomas son diferentes para todos, pero es común que las personas tengan una combinación de síntomas que incluyen cambios en la personalidad, pérdida de la memoria, problemas para comprender qué es real y qué no -conocido como psicosis-, alucinaciones, convulsiones, cambios en la vista, problemas de sueño, debilidad muscular, pérdida de la sensibilidad, problemas para caminar, movimientos anormales, problemas de vejiga e intestinos.
Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar encefalitis
Cualquier persona puede padecer encefalitis. Los factores que pueden aumentar su riesgo incluyen los siguientes:
- Edad. Algunos tipos de encefalitis son más frecuentes o más graves en determinados grupos de edad. En general, los niños pequeños y los adultos mayores tienen un mayor riesgo de padecer la mayoría de los tipos de encefalitis viral. Del mismo modo, algunas formas de encefalitis autoinmune son más frecuentes en niños y adultos jóvenes, mientras que otras son más frecuentes en adultos mayores.
- Sistema inmunitario debilitado. Las personas que tienen VIH/SIDA, toman medicamentos inmunosupresores o tienen otra afección que causa un sistema inmunitario debilitado, tienen un mayor riesgo de padecer encefalitis.
- Regiones geográficas y estación del año. Los virus transmitidos por mosquitos o por garrapatas son más frecuentes en determinadas regiones geográficas y suelen ser más frecuentes en verano.
- Fumar. Fumar aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón, lo que a su vez incrementa el riesgo de desarrollar encefalitis paraneoplásica autoinmune.
4 claves para prevenir la encefalitis
Dependiendo de la causa, la encefalitis puede contagiarse o no, ya sea por contacto de persona a persona o mediante un vector como el mosquito o la garrapata. Por su parte, la encefalitis autoinmune no se contagia.
Esta enfermedad puede curarse sola o, en los casos más graves, puede dejar importantes secuelas como por ejemplo, pérdida de la memoria, cambios mentales, déficits motores o alteraciones en el comportamiento.
La mejor manera de prevenirla es tomar precauciones para evitar la exposición a los virus que ocasionan la enfermedad. Cuatro claves para lograrlo:
- Buenos hábitos de higiene. Lavarse las manos con frecuencia y a conciencia con agua y jabón, sobre todo después de ir al baño y antes y después de las comidas.
- No compartir utensilios.
- Vacunarse. Mantener las vacunas al día. Antes de viajar, consultar acerca de las vacunas que se recomiendan para los diferentes destinos.
- Protección contra mosquitos y garrapatas: Usar repelente de mosquitos e insecticidas; eliminar el agua estancada donde los mosquitos pueden poner sus huevos como macetas y demás recipientes de jardinería, techos planos, neumáticos viejos, etc.
¿Cómo se trata?
El tratamiento va a depender de la causa y de los síntomas asociados. El Aciclovir IV es el único fármaco que ha demostrado la eficacia para mejorar el pronóstico en encefalitis de virus del grupo herpes (VHS). En tanto, ganciclovir y foscarnet IV, se utilizan para el tratamiento de encefalitis por citomegalovirus (CMV).
Por su parte, corticoides e inmunomoduladores en casos de encefalitis aguda. En la encefalitis por VIH es recomendado comenzar con el tratamiento antirretroviral de gran actividad (Targa). El paracetamol u otros analgésicos, para la fiebre y dolor de cabeza. Además pueden administrarse anticonvulsivantes si fuera necesario.
Es fundamental el diagnóstico y el tratamiento precoz de esta patología por ello es importante la consulta inmediata al servicio de salud ante la sospecha.
Con el asesoramiento de las doctoras Verónica Bramajo (MN 97448 / MP 333764) y María Mercedes López (MN 97453 / MP 333760), Coordinadoras de clínica médica de DIM CENTROS DE SALUD.
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