Invitada a la mesaza de Juana Viale, Julieta Puente habló de la anorexia que padeció en su adolescencia y de cómo el deporte la ayudó a superar este trastorno alimentario por el cual llegó a pesar solo 38 kilos.
La periodista especializada en fitness comenzó a relatar su historia de superación tras manifestar su empatía por el relato de Ana Paula Dutil, ex modelo que padeció depresión, que estaba en la mesa. "No puedo no empatizar con tu historia porque yo tuve un trastorno de alimentación, anorexia, que fue muy duro, muy grave", comenzó relatando Puente, que hace pocos días se casó en Mar del Plata con Facundo Miguelena, su pareja.
"Cuando uno tiene anorexia al toque la gente se da cuenta, porque es muy visible el deterioro físico, y yo siempre digo que la anorexia para mí es una de esas pocas enfermedades con las que uno tiene que lidiar toda su vida. Si salís adelante y si tenés un buen sostén podés sentirte mejor, pero la verdad es que es una lucha con una misma todo el tiempo", explicó.
Y continuó: "Cuando una persona tiene anorexia tiene que luchar todo el tiempo con la mente. Todos los días de tu vida tenés un bichito que te está diciendo no comas esto, no comas lo otro. Y en un momento descubrís que lo único que pensás es en no comer".
Juana quiso saber entonces si la anorexia se relacionaba de la mirada de los demás. "Para mí el otro nunca tuvo nada que ver, a mí nunca me importó", respondió Julieta. "Cada persona que tiene anorexia, se da cuenta que viene de algún lado distinto. A mí me pasó que mi mejor amigo. Estaba muy enfermo de cáncer y cuando me dijeron que que él ya no iba a poder vivir más, sin querer empecé a destruirme a mí misma, pero sin darme cuenta; viste que la mente funciona así a veces, no sé por qué disparas para cualquier lugar", reveló.
"Y sin querer un día estaba pesando 38 kg y mis papás me vieron en Gualeguaychú donde yo vivía y me dijeron algo que no está bien", relató. Puente también explicó que durante un tiempo ocultaba su realidad poniéndose varias prendas, una arriba de la otra. Hasta que un día sus padres fueron a verla en una exhibición de gimnasia. "Cuando me vieron aparecer en malla, me sacaron del torneo y me llevaron al médico. Yo tenía 16 años", contó.
Y se permitió una reflexión. "Fijate que recién hace un año o un año y medio siento que pude dar como un paso más y sanar, porque si vos tenés un sostén, podés estar bien. Igual lo más importante es tu mente, que vos tengas ganas de estar bien (...) Llega un momento que si no comés, no podes vivir. Es un trabajo que lo llevas a lo largo de toda tu vida, porque hay momentos en los que tal vez no estás tan contento o estás más estresado y inevitablemente lo llevas a a ponerte más exigente con la alimentación", dijo.
Y agregó: "En ese momento tuve que subir 15 kilos de golpe y era otra persona cuando me miraba al espejo, me tuve que empezar a querer de esa manera, a gustarme, a encontrarme de nuevo... Y fue todo muy paso a paso. Yo iba a un cine a ver una película y no podía comer un pochoclo. Entonces yo prefería no ir porque sufría esa situación y así fui sanando de a poco. Y siempre me acompañó el deporte, que es mi momento de terapia. A mí me hace bien entrenar y yo a cada persona que obviamente está transitando un trastorno de alimentación y que tiene el okay de su médico, porque al principio no podés, le digo ',movete hace algo que te va a hacer bien a la cabeza'. Es muy mental la anorexia".
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