Desde la antigüedad, muchos barrios de la ciudad de Buenos Aires parecen estar condenados al misterio. Sus calles, edificios y mansiones son escenario de historias tan fantásticas como interesantes que se mantienen más vivas que nunca gracias al boca en boca.
Particularmente, uno de los más grandes misterios gira en torno a la residencia Maguire (antigua residencia Hume). Se trata de una imponente mansión de Recoleta que tiene casi 134 años de historia y nunca abrió sus puertas al público.
Residencia Maguire, la misteriosa mansión de la avenida Alvear
La residencia Maguire se encuentra en una de las esquinas más curiosas que tiene la ciudad, la de avenida Alvear y Rodríguez Peña, en el barrio de Recoleta.
Esta mansión compartió durante décadas el paisaje urbano con otras propiedades de gran valor patrimonial y arquitectónico: la sede de la Casa de las Academias Nacionales -construida por Alejandro Bustillo en 1925- y el Palacio Casey -en donde funciona una parte del Ministerio de Cultura-.
Pero la residencia Maguire es la más singular de todas. Es la única de la avenida que continúa siendo privada y que además se encuentra habitada.
La historia de la residencia Maguire
La historia de esta misteriosa mansión comienza en 1890, cuando el ingeniero Alexander Hume, que había llegado a la Argentina desde Inglaterra en 1868, encargó la construcción de este palacio al arquitecto Carlos Ryder.
Según los historiadores, Hume era un empresario ferroviario que lideró la construcción de diferentes ramales y en 1887 adquirió el Ferrocarril Central Norte, que antiguamente unía las provincias de Córdoba con Tucumán.
Es por eso que, gracias a su buen pasar económico, logró pagar sin mayores inconvenientes la construcción de la residencia Maguire, donde su familia vivió hasta 1920. En aquel año, sus primeros propietarios vendieron la mansión a los hermanos Alberto, María Faustina y María Candelaria Duhau.
Años después de la compra de los hermanos, la mansión se convirtió en el hogar de Susana Duhau y John Walter Maguire. Tras el fallecimiento de ambos, la propiedad quedó en manos de su hija, María Susana Maguire Duhau de Biocca, que actualmente es la única persona que reside en el lugar.
La casa tenía vistas al Río de la Plata en sus primeros años. Al día de hoy está compuesta de dos niveles principales, piano nobile y primer piso destinado a los dormitorios, además de un semi-sótano y el piso de la mansarda, ocupada por habitaciones de servicio.
#DatoCementero
La residencia, que fue construida con materiales importados de Escocia, tiene un estilo arquitectónico tardo-victoriano. Entre las particularidades de esta construcción en dos niveles se puede destacar su original fachada, que combina ladrillos con revestimientos símil piedra.
En 1913 recibió al famoso paisajista Carlos Thays, quien se encargó de diseñar los jardines privados de la residencia, que aún se conservan en perfectas condiciones.
Un dato curioso es que la casa funcionó como una de las primeras muestras de arte de la ciudad de Buenos Aires. Allí se expusieron 125 óleos, 68 muebles y 367 objetos (tapicería, bronces, marfiles) de diversas colecciones privadas.
La residencia hoy
Hasta la fecha, nadie que no tenga un vínculo con la familia Duhau ha podido caminar por los jardines de la mansión, ni mucho menos conocer sus espacios interiores.
Y su única dueña, pesar de que ha recibido múltiples ofertas por parte de hoteles y otros tipos de instituciones para, indicó que no tiene, ni tendrá, ningún interés en vender su casa que desde 2002 es un Monumento Histórico Nacional.
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