Los ojos están estratégicamente ubicados dentro de una cavidad ósea llamada órbita que les brinda protección.
También están protegidos por los párpados los cuales crean una barrera física contra agentes externos como el polvo y la luz y distribuyen las lágrimas de manera uniforme.
Dado que los ojos están constantemente expuestos al medio ambiente y son más sensibles que la piel, son más vulnerables a sufrir traumas, cambios ambientales y condiciones climáticas adversas.
Por su parte, las lágrimas desempeñan un papel crucial al mantener la superficie del ojo húmeda y lubricada, lo cual es esencial para la nutrición, la defensa contra microorganismos y la protección contra partículas extrañas ya que ayuda a eliminarlas.
La lubricación permite un movimiento suave del párpado sobre la córnea, reduciendo la fricción durante el parpadeo.
Sin embargo, la acumulación excesiva de lágrimas en la superficie del ojo y su caída por la mejilla generan un síntoma muy molesto conocido como lagrimeo.
Por qué lagrimean los ojos en invierno
Una causa común de consulta en invierno es el lagrimeo reflejo o reactivo, que ocurre cuando se está expuesto prolongadamente al frío.
El clima frío, el viento y los ambientes calefaccionados aumentan la sequedad en la superficie ocular, haciendo que la humedad natural del ojo se evapore, lo que activa un mecanismo reflejo que incrementa la producción de lágrimas por parte de las glándulas lagrimales.
Esta respuesta natural mantiene al ojo en buenas condiciones y el lagrimeo cesa cuando dejamos de exponernos a estas condiciones climáticas. Es decir, la temperatura ambiente es muy baja el organismo ordena a las glándulas lagrimales que produzcan más cantidad de lágrimas, todo para evitar que ese aire seco y frío seque la superficie ocular y acabe produciendo daños en la córnea.
A este lagrimeo reactivo debemos diferenciarlo del lagrimeo basal, que es el que preserva la humedad de la superficie ocular de manera constante y en el que colaboran unas glándulas pequeñas accesorias a la glándula lagrimal principal, y diferenciar también del lagrimeo emocional que se produce cuando estamos muy tristes o muy alegres.
Cómo evitar el lagrimeo reactivo durante el invierno
- Utilizar lubricantes, como lágrimas artificiales, para mantener húmeda la superficie ocular.
- Usar anteojos que protejan los ojos del viento y de partículas que puedan entrar en contacto con ellos.
- Emplear humidificadores en ambientes calefaccionados.
- Aumentar el parpadeo.
Es importante aclarar que en invierno también aumentan los casos de gripe y enfermedades virales, las cuales a menudo van acompañadas de conjuntivitis provocadas por los mismos virus.
Por otro lado, en estaciones más cálidas y húmedas, puede haber un lagrimeo constante debido a enfermedades de la superficie ocular como conjuntivitis o queratitis, obstrucciones del conducto lagrimal o alteraciones en la posición de los párpados.
Por ello, si se presentan síntomas como enrojecimiento, inflamación de los párpados, secreción, fotofobia, lagrimeo excesivo o visión borrosa, lo más recomendable es consultar con un oftalmólogo. Este especialista podrá evaluar el daño y determinar el tratamiento más adecuado, que puede ser médico o incluso quirúrgico.
Fuente: Dr. Guillermo Hernández Gauna (MN 98.297) - Servicio de Oftalmología del Hospital Italiano de Bs As.
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