Victoria Raposo es actriz y directora de cásting. Y cada domingo se presenta en El Camarín de las Musas con la obra "El óvulo", donde se cuenta la experiencia de una mujer que lucha por ser mamá. Y como en un punto ficción y realidad se unen, Victoria también tiene una historia personal para contar, de lo que fue su camino para llegar a la maternidad.
En pareja con Tomás, esta actriz de 43 años que es la feliz mamá de Félix, de 6 años, y de Isabel, de 2, relató en exclusiva para Para Ti su experiencia con los tratamientos de fertilización.
"Mi experiencia": la historia contada en primera persona por Victoria Raposo
El camino que nos toca no siempre es el que planeamos, frase trillada tal vez pero tan real y tan certera que no pierde su impacto. Cuando decidí que quería ser madre, no imaginé el sin fin de dificultades a las que me iba a enfrentar.
Todo empezó con un deseo, compartido en mí caso. Con un compañero con el cual un día dijimos: queremos formar una familia. Y entonces, ¿qué hacemos? Todo muy ordenado y prolijo: fuimos al ginecólogo, empecé a tomar ácido fólico, y empezamos a "buscarlo" de la manera que todos conocemos.
Perdí un embarazo, luego dos, luego tres. Todos dentro del primer trimestre. Sentía que todos se llevaban una parte de mí.
Recuerdo sentir, además de dolor, algo así como culpa. Como si hubiese algo en mí que no estaba bien y por eso no podía albergar vida.
Así que además de la angustia y la tristeza por las pérdidas, me cargaba con algo que en realidad no me correspondía. Algo que las mujeres solemos hacer seguido, ¿no? Producto de los mandatos sociales y culturales, entre otras cosas.
"Fueron tres años de ilusionarnos y de duelar"
Fueron tres largos años, de ilusionarnos y luego de duelar. Fue difícil, muy difícil.
Hasta que un día mi médica, a quien respeto y quiero muchísimo, la Dra. ya retirada Margarita Martín Romero, me dijo que vaya a ver al Dr. Marcos Horton, especialista en fertilidad. Fui. Me tuve que hacer estudios, análisis de sangre, ecografías, etc. La sugerencia fue: tratamiento de Fertilización In Vitro (FIV).
Decidimos hacerlo. Durante todo este proceso, yo estaba haciendo terapia, algo que recomiendo fuertemente. Y en este recorrido, que me fue amargando, en un momento entendí que tenía que soltar, también palabra trillada pero necesaria.
Estaba aferrada a un deseo que ya no estaba viviendo con amor cómo había nacido. Y con mi pareja decidimos encarar el tratamiento desde otro lugar. Trabajé mucho en terapia todo esto.
Volver al origen, conectar con ese deseo nuevamente. Con el deseo más genuino. Algo que tal vez es fácil decir pero complejo de hacer. Porque en el dolor de no alcanzar esa posibilidad de ser madre, me fui oscureciendo, apagando un poco.
Entonces limpié el camino, tomé conciencia de aquello que quería. Y aunque lo que había imaginado era otra cosa totalmente distinta, asumí que lo que estaba viviendo era eso. La frustración era grande, pero yo tenía la posibilidad de mirar todo eso y construir el camino que me era posible. Y no el que había fantaseado.
"Encaré el tratamiento tomando conciencia de aquello que quería"
Desde allí, encaré el tratamiento. También es toda una decisión porque el cuerpo atraviesa estímulos hormonales, una sedación, más análisis de sangre. La expectativa, la paciencia, la espera. Y hoy recuerdo como uno de los días más felices, el día que luego de dos semanas de haberme transferido el embrión, me llamaron para decirme que el análisis de sangre había dado positivo. Estaba embarazada.
Luego vinieron 9 meses en los que, no voy a mentir, tuve miedo por momentos. Y está bien, era lo esperado. El embarazo llegó a término, y nació Felix. Mi primer hijo.
Abro mi corazón y digo: podría escribir hojas y hojas y más hojas de todo lo que implica esta experiencia. Desde lo personal, lo colectivo, lo físico, lo emocional. Es infinita.
"Le digo a cada mujer, a cada pareja, despójense del ideal y de los mandatos"
Pero haciendo un breve recorte, me tomo el atrevimiento de decirle a cada mujer, a cada pareja, a cada ser que le toque atravesar dificultades en este camino: despójense de un ideal, de los mandatos, de las ideas románticas.
Conecten con lo que desean, y vayan desde ahí. Tal vez no sea exactamente como lo imaginaron, pero puede ser igualmente hermoso. Encuentren su forma. Es verdad que hoy la ciencia acompaña y trae diversas soluciones en materia de fertilidad, y todo eso tiene valor si podemos hacer el ejercicio de atravesarlo con amor.
Una posdata: cuando en aquel momento me abría y contaba esto, me iba encontrando con muchas mujeres que habían pasado o estaban pasando situaciones similares. Muchas historias. Así que no estás sola, no estamos solas. Armar red es muy importante.
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