Cecilia Dopazo experimentó una notable transformación al decidir dejarse sus canas al natural. Esta decisión, motivada por la pandemia cuando las peluquerías estaban cerradas, resultó ser una liberación personal y profesional.
"Tengo canas desde los 16 años. Es genético. En pandemia me cansé de teñirme porque las peluquerías estaban cerradas", confesó Dopazo, quien ahora celebra la autenticidad y la seguridad que le brinda su pelo canoso.
Contrario a sus temores iniciales, la decisión de Dopazo de abrazar sus canas tuvo un impacto positivo en su carrera. "Pensé que no me iban a llamar nunca más y me salió al revés. Fue una gran jugada", afirma la actriz, quien descubrió que su nueva imagen le abrió más puertas en el ámbito laboral.
Así, la actríz explicó: ”Me acuerdo que un día hablé con mi representante y le dije que iba a probar, que si preguntaban algo es que tengo una peluca muy buena, y la verdad que fue lo contrario a lo que pensé, nunca tuve tanto trabajo en simultáneo”, celebró.
Al dejar de lado la "esclavitud" del la tintura, Dopazo no solo ganó tiempo y energía, sino que también encontró una nueva confianza en sí misma que resonó en su entorno profesional.
La experiencia de Cecilia Dopazo no es única. En Argentina, Carla Conte es otro ejemplo de esta tendencia creciente. Este movimiento hacia la aceptación de las canas no solo representa una liberación personal para muchas mujeres, sino que también redefine lo que significa la belleza en la madurez. Dopazo, con su renovada seguridad y éxito profesional, se convirtió en una inspiración para quienes consideran seguir sus pasos.
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