Por qué tenemos "días negros" en los cuales no tenemos ganas de hacer nada: la explicación de una especialista - Revista Para Ti
 

Por qué tenemos "días negros" en los cuales no tenemos ganas de hacer nada: la explicación de una especialista

Todos hemos tenido "días negros" en los cuales ni tenemos ganas de levantarnos de la cama y en los cuales cumplir con la rutina se hace muy cuesta arriba. En esta nota, una especialista explica por qué aparecen esas jornadas y qué tenemos que hacer para revertir el bajón anímico.
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Todos tenemos esos "días negros y oscuros" en los que nada sale bien, donde levantarse a la mañana y salir de la cama parece todo un desafío. Donde no solo el cuerpo no responde, sino que nuestras emociones y sensaciones parecen entrar en estado de volcán en erupción: mientras el desgano se intensifica, la irritabilidad pareciera apoderarse de nosotros.

Sin embargo, no hay noche que no haya tenido su amanecer. Y lo cierto es que todos hemos vivido esos días negros, que levantarse a la mañana y salir de la cama, es un calvario.

Hay días en los que estamos sin fuerzas, sin motivación, repletos de conquistas inalcanzables y problemas que originamos nosotros mismos en muestra cabeza. El malestar es con uno mismo, comienza una batalla entre lo que queremos, lo que pensamos y lo que haremos.

¿Las cuatro características de estos malestares? Siempre son temporales, son peores de cerca que de lejos, duran menos de lo esperado y parecen insuperables mientras se atraviesan y mínimos cuando ya han sido atravesados.

"Algo raro me pasa"

"No tengo ganas de hacer nada". Esta sensación nada tiene que ver con el cansancio físico, sino que la persona siente que no tiene sentido plantearse objetivos, lo que significa que falta una dirección clara hacia dónde ir.

Cuando no se le encuentra un sentido a la vida, se está propenso a sufrir una crisis existencial que pone en riesgo la salud mental.

Metas y objetivos dan motivos para levantarse cada día y seguir adelante. Incluso cuando se han tenido pérdidas o fracasos, las metas impulsan a vivir y a esforzarse por ser cada día mejor.

Es habitual que los días "N" sean acompañados por sedentarismo, aislamiento y ganas de estar todo el día tirado en la cama, abandonando los proyectos. Estas son señales de alerta que algo no está del todo bien. Son completamente normales y más frecuentes de lo uno se puede imaginar.

Causales de desmotivación

  • No tener metas claras

Cuando no tenemos objetivos bien definidos, sentimos que nos estamos esforzando sin saber muy bien por qué.

  • Padecer una crisis existencial

Cuando no encuentro incentivos en la vida: ¿qué hago yo acá? ¿Cuál es el sentido de mi vida? 

  • Aburrimiento

Cuando se vive una vida sin ánimo, se puede sentir que nada motiva.

  • La presión social

Cuando el motivo que guía nuestros pasos están sujetos a los deseos de los demás, sin tener en cuenta nuestros propios  intereses.

  • Sentirse sin libertad

Cuando un proyecto deja de significar un reto para convertirse en algo mecánico.

La importancia de llorar cuando se necesite

Llorar es un mecanismo fisiológico que sirve como catarsis emocional, es un canal de desahogo para nuestras emociones. El llanto es la forma más saludable de aliviar tensiones, de oxigenarnos y de permitir que nuestro cerebro vea las cosas con mayor claridad.

Llorar es una señal que puede indicar la necesidad de prestar atención a algo a lo que el cuerpo está reaccionando. Hacerlo permite aceptar las emociones y lograr una sensación de calma.

Cuando se reprime el llanto, la tensión emocional se acumula y se somatiza. Es decir, ese malestar termina convirtiéndose en dolores de cabeza, cansancio y más malestar.

Detenerse cuando se necesite

Solo hay que dejar pasar el día. Esos días existen, aparecen de vez en cuando y no es que uno este fallado, sino que es parte de una bruma emocional que a veces estalla toda junta.

Esos días existen, es mejor no presionarse en alcanzar lo que uno tenía pensado, sino reprográmarlo para el día siguiente ya que hoy,  el sistema emocional y el cuerpo no acompañara a la acción.

La forma en que uno se siente, condiciona lo que le sucede, por eso, tomarse un descanso y clarificar qué sucede y que se necesita, siendo un buen momento de dejar de actuar en piloto automático.

Deteneros en uno de esos días negros no implica necesariamente alejarnos de todo o de todos. Los días negros necesitan, ante todo, que paremos y tomemos conciencia de qué duele, qué molesta, qué preocupa, qué nos bloquea. Tengamos en cuenta que cuanto más gruesa es nuestra armadura, más frágil es el ser que habita en su interior.

Por Celina Cocimano. Coach Ontológico y Terapeuta Emocional @celinacocimano

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