La carga mental invisible: cómo afecta a las madres y cómo aliviarla - Revista Para Ti
 

La carga mental invisible: cómo afecta a las madres y cómo aliviarla

Descubrí cómo la presión constante de la vida familiar y las responsabilidades desiguales pueden afectar la salud mental de las madres. Explorá estrategias para aliviar la carga mental y promover la corresponsabilidad en el hogar.
Lifestyle
Lifestyle

Carolina se levanta todas las mañanas a las 6:30 am a preparar el desayuno para toda la familia. Mientras se alista para llegar a su trabajo fuera de casa, ordena las viandas para los chicos y a las 7:30 salen los tres con destino al colegio.

Luego de dejar a sus dos hijos en la escuela, ella toma un subte hacia su trabajo. Allí la espera su equipo de vendedores a quienes ella tiene que mantener motivados. Al cabo de 8 horas de trabajo, ella vuelve al subte pensando en qué cocinar. Éste solía ser su hobby, pero desde que su hijo mayor es alérgico a la lactosa, cocinar se ha vuelto tedioso.

De camino a casa hace compras en la verdulería y cuando llega a casa, café mediante, ayuda a sus hijos en las tareas. A las 7 empieza a preparar el baño de los niños, luego la comida, a las 9 estarán todos cenando y, son suerte, a las 10 durmiendo a los chicos, mientras su marido lava los platos.

A las 11 Carolina lo único que quiere es echarse a scrolear con su teléfono y revisar algo en redes sociales. Recién alrededor de las 12 se irá a dormir. La alarma sonará nuevamente a las 6:30 el día siguiente.

La rutina básica de cualquier familia, en la que la mamá trabaja afuera y adentro de la casa, se resume a esta tareas y horarios. Poco tiempo queda para cuidar el cuerpo, para los encuentros de calidad o incluso el ocio.

Volverse madre supone grandes cambios no sólo en la vida cotidiana, sino también en la identidad. A la vida anterior a la llegada de los hijos, habrá que sumarle ahora las tareas de cuidado que, según los estudios, recae mayoritariamente sobre las mujeres.

La lista de tareas y preocupaciones que suele ocupar la mente de muchas mujeres es interminable. Además de las propias de su desempeño profesional o laboral, se añaden las del cuidado del hogar.

El concepto de carga mental se ha extendido desde el espacio laboral hacia el doméstico y se refiere a la cantidad de esfuerzo mental deliberado que debe realizarse para conseguir un resultado concreto y está ligada a la necesidad de procesamiento de información y de toma de decisiones para la ejecución de la tarea.

Aunque se están produciendo muchos cambios sociales y son muchos los hombres que también se hacen cargo de algunas tareas domésticas y de cuidado, aún la planificación de las compras, la agenda de actividades, la coordinación y la toma de decisiones incide más en las mujeres que en los hombres, situación que se intensifica con la maternidad.

Por la general, son ellas las que saben los horarios de las actividades de los niños, las encargadas de las citas médicas, las que cuidan la calidad de la alimentación, las que lavan, cuelgan y destienden la ropa del tender, las que llevan y traen y ayudan en las tareas educativas.

Los distintos roles y comportamientos de los hombres y las mujeres, se ven condicionados por normas y valores sociales y culturales, que generan diferencias de género. Necesitamos incorporar la perspectiva de género como herramienta fundamental de análisis para poder pensar en la salud psíquica de las mujeres.

La sobrecarga física, emocional y mental que supone un reparto desigual de los cuidados y responsabilidades en el ámbito familiar, y la conciliación de estas responsabilidades domésticas con las profesionales o laborales, es un tema de gran relevancia.

Efectos devastadores en la psiquis

A la hora de diagnosticar, los trastornos de ansiedad y la depresión recaen mayoritariamente sobre las mujeres.

En las consultas, las mujeres que son madres relatan estar agotadas, con fatiga mental, dificultades en la atención, fallas en la concentración o se sienten con dificultades para procesar tanta información. Principalmente, luchan contra la falta de tiempo personal o de ocio, la sobrecarga de obligaciones, la falta de entendimiento por parte de sus parejas y las desigualdades de género.

Las madres sienten que sus tareas quedan invisibilizadas, que se dan por sentado y no se tienen en cuenta como un verdadero trabajo que no es remunerado ni reconocido, que los varones necesitan que ellas les indiquen qué es lo que hay que hacer y que, mientras ellas hacen diversas tareas de manera simultánea, a ellos en cambio hay que recordarles lo que hace falta resolver.

Todo el trabajo que debe realizarse para que una familia funcione, es mucho, no está remunerado ni mucho menos reconocido, se lo suele definir como “amor de madre” y no tiene valor para la identidad de las mujeres. Ser ama de casa, no está bien visto ni reconocido, sin embargo, las tareas domésticas son ineludibles y son condición para que las demás tareas afuera de casa se puedan llevar a cabo.

Por su parte, los mandatos sociales pesan sobre las mujeres madres de quienes se espera que trabajen como si no tuvieran que maternar y que críen como si no debieran trabajar por fuera de casa. La presión es enorme y tiene efectos devastadores en la psiquis.

Las diferencias en la percepción de lo que se debe hacer según el género provoca, además, grandes grietas en el vínculo de pareja. Madres desbordadas y padres desentendidos, no suelen armar una fórmula exitosa para el amor.

Modelos de corresponsabilidad parental, laboral y económica

Necesitamos ir hacia modelos de corresponsabilidad parental, laboral y doméstica, en donde haya una participación equitativa, en las cuales nadie colabora sino que todos están implicados y las tareas se reparten de manera equitativa en un 50% cada uno.

Estos modelos, provienen de países nórdicos, líderes en la conciliación de ambas vidas, laboral y familiar y en los cuales rigen leyes que regulan ordenadamente las licencias por maternidad y paternidad.

Todos los actores sociales son responsables y debieran estar implicados para facilitar la vida de quienes transitan los años de una vida laboral altamente productiva y la vida personal altamente fértil para el crecimiento familiar.

Entre todos debemos cuidar a las que cuidan y, por su parte, ellas pueden realizar algunos pequeños cambios en su rutina cotidiana que colaborarían en su bienestar. En primer lugar, comprometerse en un nuevo ritmo que implique: sostener, soltar y reparar.

Nadie puede sostener todo el tiempo sin descanso reparatorio. Pequeñas pausas como cantar una canción favorita, bailar, dar una vuelta manzana, salir a tomar un café, llamar a una amiga, leer un capítulo de un libro, tomarse tiempo para clases de yoga o ejercicio físico ayudan a que puedan soltar la actividad, reparar y luego volver a la rutina cotidiana.

Hablar en pareja, exponer la realidad de lo que se siente, validar las emociones y proponer un cambio en las tareas con la pareja, siempre es recomendable y suele dar buenos resultados.

Fuente: Lic. Ivana Moyano, psicóloga con Orientación Perinatal. Autora del libro “Volvernos Padres”. Miembro fundadora de la ONG Materna Salud Mental Perinatal. IG: @moyanoivana

Suscribite al newsletter de Para Ti 

Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti cada semana en tu mail con las últimas tendencias y todo lo que te interesa, completá los siguientes datos:

Más información en parati.com.ar

 

Más Para Ti

 

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig