Envidiosa, ¿yo?: de la ficción al diván - Revista Para Ti
 

Envidiosa, ¿yo?: de la ficción al diván

A partir del éxito de la serie Envidiosa, llevamos la envidia al "diván de los acusados". ¿Es tan malo sentir dolor por lo que no tenemos? ¿Es lo mismo celar que envidiar? ¿Todas somos envidiosas? Hablamos con un psicólogo para que nos ayude a entender pros y contras de este sentimiento
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"Envidiosa", la serie de Adrián Suar protagonizada por Griselda Siciliani y Esteban Lamothe, es le éxito del momento. El argumento sitúa a Vicky (Siciliani) como una mujer que envidia a sus amigas que se casan antes que ella. Es una mujer que vive su vida a partir de desear lo que tienen las personas que la rodean; específicamente, mujeres.

Pero ¿por qué la serie se ha vuelto tan exitosa?. ¿Será que el personaje de Vicky produce identificación en el público? O mejor, ¿será que todas tenemos algo de Vicky?

Lo cierto es que a partir de la primera temporada de la serie, en casi cualquier mesa donde se reúnen más de dos mujeres sale a relucir el tema de la envidia. Muchas, hasta se atreven a confesar que se sienten identificadas con el personaje de Siciliani

Qué es la envidia

Comencemos por definir qué es la envidia. La RAE la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee.

Aristóteles definió la envidia como el dolor ante la visión de la buena fortuna de otro, provocado por "aquellos que tienen lo que nosotros debemos tener".

Pero según la psicología evolucionista, la envidia sería una emoción que nos motiva a mejorar, y de ahí su lógica en el mejoramiento de la evolución.

El escritor y licenciado en Psicología (M.N: 41347) Jeremías Aisenberg, coincide en este punto al señalar que "la envidia en una oportunidad, y un infierno a la vez"

Luego, diferencia la envidia de los celos: "la envidia surge cuando deseamos lo que otra persona tiene, mientras que los celos se generan por el temor de perder algo que sentimos como propio".

"Ambas son emociones secundarias, aprendidas a través de nuestra interacción social. La envidia es un efecto del mecanismo de la Identificación, acción ineludible para la subjetivación humana", agrega.

En cambio, destaca que existe algo superador que es el deseo: "En realidad, los deseos son anhelos o metas que nos permiten darle un sentido a nuestra vida. Estar saludables, vivir en paz, tener amigos, ayudar al prójimo".

El profesional advierte que los diagnósticos y tratamientos frente a un paciente que manifiesta tristeza por el bien ajeno son válidos a condición de que no pretendan suprimir afectos naturales del ser humano.

"Menos aún pretender dominar a través de nominación y control las emociones que nos caracterizan. Es preferible un buen problema que una solución mágica o de costos irreversibles. Las personas pueden sentir, sufrir y aprovechar esa emoción para superarse", concluye Aisenberg.


Fuente: Mariela Blanco
Instagram: @marielablancoperiodista
Twitter: @marielablanco26
Correo: [email protected]

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