Este miércoles conmovió la muerte de Liam Payne. Se cayó del tercer piso de un conocido hotel de Palermo, en Buenos Aires. Había venido a Argentina para ver a Niall Horan que actuó en el Movistar Arena. Al cierre de esta nota están investigando las instancias alrededor de su muerte.
En una de sus últimas entrevistas, a iFL TV, el ex One Direction habló de su depresión y su momento más oscuro. En ese momento hacía más de 100 días que estaba sobrio dijo reconociendo su lucha contra el alcoholismo.
En 2021, Liam había contado también: “Eran como unas cuantas fotos mías en un barco y estaba como hinchado, y yo lo llamo cara de pastillas y alcohol. Mi rostro era como 10 veces más grande de lo que es ahora. Y yo simplemente no me gustaba mucho, así que hice un cambio”.
“Siempre estábamos encerrados en una habitación por la noche. Y luego… el coche, la habitación del hotel, el escenario, cantar. Entonces, fue como si quitaran la alfombra que tapa el polvo, nos dejaron salir por un minuto para decir ‘¡Woo-hoo!’. Después fue como ‘¡vuelve debajo de aquí!’”, aseguró.
Ser un One Direction significó mucha presión para cada uno de los integrantes de la banda. Ellos fueron descubiertos en el concurso de talentos The X Factor en 2010, y de inmediato se convirtieron en una de las boy bands más exitosas de la historia.
En 2016, se separaron y cada uno hizo su carrera solista pero la fama ya había hecho estragos en Liam: la depresión, el alcoholismo y las pastillas lo hundieron. Incluso llegó a confesar que alguna vez coqueteó con la idea del suicidio. “A juzgar por algunas cosas que pasaron, tengo suerte de seguir aquí. Hay veces en las que ese nivel de soledad te hace preguntarte: ‘¿Terminará esto algún día?’. Eso casi me mató un par de veces”, confesó.
En una entrevista con The Guardian, el cantante contó: “tocar ante no sé cuántos miles de personas y después quedarte solo en el hotel en un país en el que ni siquiera podés salir a ningún sitio. ¿Qué vas a hacer? El minibar siempre estaba ahí”. A esto se sumaba la medicación que tomaba por su epilepsia.
“Necesitaba ayuda para mantenerme estable. Había ocasiones en las que bajo ciertas luces en el escenario o durante una entrevista no era capaz ni de decir mi nombre”, reveló alguna vez. Hoy la frase que una vez sentenció -“Al final aquello ya era oscuro y retorcido”-, vuelve a cobrar sentido.
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