En el costado del kilómetro 113 de la ruta 2, se encuentra el parador Atalaya, uno de los puntos obligatorios en el camino a la Costa Atlántica.
Si bien comenzó como un humilde emprendimiento gastronómico en 1942, supo evolucionar constantemente hasta convertirse en uno de los lugares más emblemáticos del país.
La historia del parador Atalaya
El parador Atalaya fue fundado por dos hermanos españoles, Ángel y Odilio García, quienes llegaron a Argentina desde Galicia en la década de 1930.
Al principio, su negocio se basaba en la venta de platos típicos como el puchero y las pastas. Pero con el paso del tiempo, las medialunas (especialmente las de manteca) comenzaron a ganar protagonismo en su menú.
Con un enfoque en la calidad, los hermanos supieron cómo conquistar el paladar de los viajeros y convertir las medialunas en el producto estrella del parador.
A lo largo de los años, la producción de medialunas creció exponencialmente, llegando a vender casi 13 millones en 2022, una cifra que demuestra su popularidad inquebrantable.
El diseño inconfundible del parador "original"
El parador “original” de Atalaya es una construcción que exuda retrospectivas, con formas redondeadas, colores pastel y su clásico cartel insignia. En frente, en espejo, está el otro parador construido en 2012, en la mano hacia Buenos Aires.
#DatoCementero:
En el año 2000, la firma comenzó su primera gran expansión con locales propios en Mar del Plata. Como en aquel entonces el contexto país les jugó una mala pasada, empezaron a idear el crecimiento a través de franquicias.
Catorce años después de aquel primer intento, abrieron un local frente al original en la mano hacia Buenos Aires y al año siguiente salieron de la ruta 2. Con el mismo esquema de Chascomús, inauguraron dos sucursales sobre la ruta 9 en el kilómetro 84,5 de la localidad bonaerense de Zárate.
Atalaya hoy: mucho más que medialunas
Actualmente, Atalaya sigue siendo un emprendimiento familiar pero mucho más que un simple parador de ruta.
Su oferta se diversificó incluyendo opciones de cafetería, pastelería y productos regionales. Pero no hay dudas de que las medialunas de manteca siguen siendo la estrella indiscutible.
Por otro lado, la firma logró expandir su presencia más allá de la Ruta 2, con sucursales en diferentes puntos del país, llevando su legado a nuevas generaciones.
Fotos: @parador_atalaya.
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