La toma del poder en Afganistán por parte de los talibanes es, según decenas de organismos de Derechos Humanos, una guerra sistemática contra la mujer: así, profesionales, activistas y líderes comunitarias y políticas se ven nuevamente amenazadas, tras los 20 años de reconstrucción que vivieron desde 2001 con la caída del Emirato Islámico que las sometió a vivir, prácticamente, en un infierno.
Actualmente se teme que estas imposiciones, que reducen a las mujeres a vivir peor que los animales, regresen y las vuelvan someter. Desde 2001 venían recuperando espacios en la educación, el trabajo y la vida pública: consiguieron más de una cuarta parte de los parlamentarios y, en 2016, más de 150.000 mujeres habían sido elegidas para cargos locales, al caer el régimen que les negaba -sólo por mencionar algunos ejemplos- estudiar y trabajar.
Con el regreso al poder de este grupo extremista religioso, el temor es que vuelvan a impartir estas prohibiciones y también los castigos que implicaba no cumplirlas: lapidaciones, mutilaciones y azotes, entre otras aberraciones.
“Respetaremos los derechos de las mujeres”, prometió uno de los representantes en las negociaciones de paz con el Gobierno, Suhail Shaheen en diálogo con la BBC . Pero lo cierto es que parece sólo una forma de lavar su imagen: las mujeres desconfían y creen que la reforma de los talibanes no es realmente posible, ya que su ideología central es fundamentalista y misógina.
Entre 1996 y 2001 los talibanes gobernaron Afganistán. En aquella época, las mujeres vivían en un verdadero infierno: tenían prohibido salir de sus hogares sin un mahram -tutor masculino- y debían cubrirse el cuerpo de la cabeza a los pies con un burka, sólo por mencionar un par de ejemplos.
Según un informe de Amnistía Internacional, os talibanes han aplicado históricamente políticas duras y discriminatorias contra las mujeres, como negarles el derecho a la educación, el acceso a la atención médica y la severa restricción de su derecho a la libertad de circulación. Fueron sujetas a castigos severos y desproporcionados incluso para “infracciones” menores: cualquier desviación de las reglas establecidas podría ser sancionada a través de castigo corporal público, o incluso la pena de muerte.
RAWA, la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, se estableció en Kabul, Afganistán en 1977 como una organización político-social independiente de mujeres afganas que luchan por los derechos humanos y la justicia social en su país. Elaboraron una lista que da cuenta parcialmente del infierno que viven bajo el régimen talibán, que las trata peor que a los animales: esta agrupación declara ilegal la tenencia de aves y animales enjaulados, mientras mantiene encerradas en sus casas a las mujeres.
“Las mujeres no tienen importancia a los ojos de los talibanes a menos que se ocupen de la producción de niños, la satisfacción de las necesidades sexuales masculinas o las tareas domésticas diarias”, escriben quienes califican las medidas a las que se ven sometidas como "medievales".
Las restricciones y el maltrato de las mujeres por los talibanes incluyen estas 29 medidas:
1- Prohibición total del trabajo fuera del hogar, que también se aplica a las maestras, ingenieros y la mayoría de los profesionales. Solo unas pocas doctoras y enfermeras podían trabajar en algunos hospitales de Kabul.
2- Prohibición total de la actividad fuera del hogar a menos que estén acompañadas de un mahram(pariente masculino cercano, como padre, hermano o esposo)
3- Prohibición de tratar con comerciantes masculinos.
4- Prohibición de que sean atendidas por médicos varones.
5- Prohibición de que estudien en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa.
6- Requisito de que lleven un velo largo (Burka), que las cubra de la cabeza a los pies.
7- Azotes, golpizas y abuso verbal para quienes no estén vestidas de acuerdo con las reglas de los talibanes, o de mujeres no acompañadas de un mahram.
8- Azotes en público por no tener los tobillos cubiertos.
9- Lapidación pública de las que estén acusadas de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio (varios amantes son apedreados bajo esta regla).
10- Prohibición del uso de cosméticos (a muchas mujeres con las uñas pintadas se les han cortado los dedos)
11- Prohibición de que hablen o estrechen la mano de hombres que no sean mahram.
12- Prohibición de reír a carcajadas (ningún extraño debería escuchar la voz de una mujer).
13- Prohibición de usar zapatos de taco, que producirían sonido al caminar (un hombre no debe escuchar los pasos de una mujer).
14- Prohibición de viajar en taxi sin mahram.
15- Prohibición de su presencia en radio, televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
16- Prohibición de que practiquen deportes o ingresen a un centro o club deportivo.
17- Prohibición de andar en bicicleta o motocicleta, incluso con sus mahrams.
18- Prohibición de que usen ropa de colores brillantes. En términos de los talibanes, estos son “colores sexualmente atractivos”.
19- Prohibición de que se reúnan para ocasiones festivas o con fines recreativos.
20- Prohibición de lavar ropa junto a ríos o en lugares públicos.
21- Modificación de todos los topónimos que incluyan la palabra “mujeres”.
22- Prohibición de que aparezcan en los balcones de sus departamentos o casas.
23- Pintura obligatoria en todas las ventanas, para que las mujeres no se vean desde el exterior de sus casas.
24- Prohibición de que los sastres masculinos tomen medidas de mujeres o cosan ropa de mujer.
25- Prohibición de baños públicos femeninos.
26- Prohibición a hombres y mujeres de viajar en el mismo medio de transporte.
27- Prohibición de pantalones acampanados (anchos), incluso debajo de un burka.
28- Prohibición de fotografiar o filmar mujeres.
29- Prohibición de fotografías de mujeres impresas en periódicos y libros, o colgadas en las paredes de casas y tiendas.
El 8 de noviembre de 1994 el Secretario General de la ONU presentó el informe provisional sobre la situación de los derechos humanos en Afganistán elaborado por Felix Ermacora, relator especial de la Comisión de Derechos Humanos.
Partes del documento hacen hincapié en el uso del velo: “Un negador del velo es un infiel y una mujer sin velo es lasciva”. Además, enumera que debe cubrir todo el cuerpo, mientras enumera cómo debe ser la ropa femenina: no debe ser colorida, decorada ni fina. Tampoco estrecha como para marcar la figura. Tampoco pueden usar perfumes y si lo usan para pasar junto a un hombre se consideran "adúlteras".
Otro informe de 2001 por la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo de Estados Unidos revela: “Los talibanes afirmaron que estaban tratando de garantizar una sociedad en la que las mujeres tuvieran un papel digno y seguro. Pero los hechos muestran lo contrario, ya que no respetan la dignidad de las mujeres, las privan de la atención médica y de cualquier tipo de escolarización. Muchas de ellas fueron privadas de su infancia, ya que hubo un régimen que les quitó sus canciones, muñecos y animales de peluche.
Los talibanes están hoy imponiendo su autoridad sobre el pueblo afgano a través de la guerra como lo hicieron más de veinte años atrás. Las mujeres esperan que no regresen los sometimientos que les impusieron y que las obligaron a vivir en condiciones inhumanas.