Transcurrió más de un década desde que la top brasileña -Alessandra Ambrosio- se colgó las iconicas alas para cautivar la pasarela de lencería más reconocida del mundo: Victoria's Secret. El evento fashionista hoy se destaca como un espectáculo global que va cambiando su sede en cada edición. Más de 800 millones de personas lo siguen en 190 países.
"No puedo creer que aún esté aquí", cuenta después de más de una decena de desfiles." Nunca hubiese soñado con participar en 17, pero estoy muy contenta de estar aquí en China porque es, sin duda, el show más increíble que hemos hecho nunca", reconoce minutos antes de hacer la última presentación para la boutique que la catapultó a la fama.
Oriunda de un pequeño pueblo al sur de Brasil -Erexim, de apenas 100 mil habitantes - de ascendencia italiana y polaca, esa mezcla la llevó a la cima. Siempre supo que su destino estaba confiado a brillar entre flashes. "A los 12 años ingresé una agencia de modelos en Brasil, a los 15 me fue a vivir a San Pablo y a los 18 ya estaba radicada en Nueva York", contó a la revista Harper´s Bazaar.
A sus 36 años sigue más vigente que nunca, con su belleza intacta y una experiencia insuperable. "Me siento feliz de poder demostrar que la edad no es un impedimento para mantenerte en lo alto de la profesión", defiende.
Hoy comprometida con el empresario Jamie Manzur y con dos hijos Anja y Noah compagina su vida en Los Ángeles, los compromisos laborales y su nuevo desafio su exitosa marca de trajes de baño ALÉ.
EL FIN DE UNA LEYENDA El ángel favorito de la moda -como se la conoce a Ambrosio- es la figura junto a su compratiora Adriana Lima más 'legendaria' de Victoria Secret`s, desfiló de manera interrumpida desde el año 2000. "El show es todo un acontecimiento. El más especial fue el primero, en Cannes. Porque para mí era una experiencia nueva y estaba rodeada de modelos a las que admiro, como Heidi Klum y Stephanie Seymour", recuerda emocionada.
Hizo historia al llevar las alas más pesadas confeccionadas - de más de 13 kilos- y luego en 2012 fue elegida para desfilar con un Fantasy Bra de rubíes, amatistas, zafiros y diamantes valorado en dos millones y medio de dólares.
Su piernas kilométricas, su figura estilizada y sus facciones singulares la llevaron a ser la imagen de Calvin Klein (su primer trabajo) Guess Omega o Cîroc, portadas de revistas masculinas y femeninas, los fashion weeks más trascendentes y posar para la lente de artistas de la moda como Mario Testino.
En 2015 integraba el octavo lugar en el ranking de las modelos mejores pagadas según la revista Forbes con una fortuna de 2 millones usd
"Vengo de una familia de mujeres fuertes. Ellas mandaban en casa, igual que yo" y eso es lo que busca seguir nutriendo desde el hogar buscando reinventarse.