Si entre tus resoluciones de año nuevo está el comer más sano, el Real Fooding puede ser tu mejor opción para adoptar un nuevo estilo de vida.
Hay un movimiento que comenzó a moverse en las redes, que cada vez suma más adeptos y que incita a llevar un estilo de vida saludable, a consumir "comida de verdad".
Le dicen Real fooding y sus principios básicos hablan sobre evitar los alimentos procesados. Apostar por comida consciente, con ingredientes frescos y de temporada.
El movimiento nació en España impulsado Carlos Ríos, quien desde su cuenta en Instagram se terminó convirtiendo en el principal enemigo de la comida procesada.
Lo suyo es apostar por comida sin ningún tipo de alteración, en su estado natural. Que un tomate, que una planta de lechuga... productos sin azúcares añadidos, harina o aceites refinados.
No se trata de dietas estrictas ni de restricciones complicadas, sino de elegir diferente. Y para eso, cuando sale a hacer sus compras, Ríos es implacable y lee atentamente las letras chicas y evita dejarse llevar por terminologías como “saludable", "light' o '0%'.
Este estilo de vida deja atrás las latas (salvadoras en los '80) y todo aquello que logre que la comida dure más y se conserve mejor. Porque lo hacen, sí, pero, ¿a qué costo? Muchas veces reduciendo sus propiedades más valiosas, perdiendo nutrientes y vitaminas.
El real fooding es una vuelta a las bases, nostalgia plena: al estilo de lo que hacían nuestros abuelos (o bisabuelos): comprar fresco siempre es mejor.
Cambios, ¡cambios!
Más simple, con menos procesos intermedios, evitando los precocinados y eligiendo directo, en el estado natural. Es por eso que el real fooding tiene cada vez hay mas adeptos.
El comienzo de 2020 podría ser un buen momento para repensar los menúes y el real fooding es parte de los cambios alimenticios que nos rodean hoy en día.
Y, ante la falta de productos para unas y otras necesidades, el Do It Yourself (DIY) gana protagonismo. Porque es así, ser parte del proceso de alimentarte, elegir y preparar tus alimentos genera disfrute en el camino.
Así, cada vez son más populares las huertas en casa. Comenzás plantando perejil, tomillo, una albahaca... y pronto te encontrás hablando de plantones y semillas con tus amigos, vecinos y compañeros de trabajo.
La satisfacción no es la misma y los sabores tampoco. Aunque es real que hay contras: apegarse al real fooding suele conllevar mayor tiempo -y, ¿quién no volvió de la oficina y sentir alivio al saber que tenía algo procesado a mano?- pero toca pensar en lo que consumimos, qué metemos en nuestro cuerpo.
¿Estás lista para ser una realfooder?