“¿Me podrás traer un tazón con agua caliente, por favor?”, pide Andrea Frigerio (56) antes de comenzar la nota. “¿Un té?”, pregunta el mozo un poco sorprendido. “No, no, sólo agua caliente en una taza grande. Sin azúcar ni edulcorante”, pide ella y se acomoda en el sillón de uno de los salones del hotel Four Season donde se desarrollará la entrevista.
-Había escuchado que tomar agua caliente después de las comidas era uno de tus secretos de belleza…
-¿En serio? ¡Qué gracioso! ¿Te digo la verdad? Tomo agua caliente sólo porque necesito tener algo calentito en el cuerpo y lo hago en cualquier momento del día. Yo siempre tomé mucho té y café, pero los dejé porque me caían pesados.
-Estarás harta de que los periodistas te preguntemos cómo se llega tan diosa a los 56...
-(Se ríe) No, estoy acostumbrada y me gusta desmitificar un poco, como hago ahora con esto del agua. No te voy a mentir: me cuido con las comidas, pero no obsesivamente; si un domingo tengo ganas de comerme un asadazo, lo hago. Si preparo un postre rico, lo pruebo. Lo que nunca abandono es el ritual de pesarme: todos los días, a la misma hora, en la balanza que tengo, desde hace años, en el baño de casa. Si un lunes peso 58 kilos, listo: sé que tengo que cerrar la boca por dos días. Mi peso es entre 56 y 57 kilos y me mantengo siempre igual.
-Llevás 26 años casada con Lucas Bocchino, me imagino que habrás pasado por diferentes etapas en tu matrimonio, ¿en cuál dirías que estás ahora?
-(Piensa unos segundos) Estoy en una etapa en la que me encanta estar con él, lo disfruto mucho: Lucas es mi mejor plan. Hemos tenido nuestras crisis –no muchas, pero sí algunas– y hoy siento que nos divertimos a pleno cuando viajamos o recibimos gente en casa. Para que te des una idea, los viernes saltamos de alegría porque llegó el fin de semana.
-¿Existe una fórmula para tener una pareja feliz y estable?
-No, no. O yo al menos no la tengo. Sí debo destacar algo de Lucas: el jamás intentó cambiarme. Nunca me critica ni me pide que deje de hacer algo porque no le gusta. Es un hombre que me quiere y respeta tal cual soy y me hace sentir querida, cuidada y, a la vez, libre. Todo eso es muy importante para mí.
-¿Vos sos igual?
-¡Noooo! ¡Yo lo he criticado y he intentado cambiarle mil cosas! Pero aprendí, justamente de él, que eso no sirve.
-¿Y cómo definirías el sexo después de los 50?
-Yo diría que es más amoroso que a los 20. ¿Viste que a esa edad todo es muy apasionado e intempestivo? Te arrancás la ropa en la cocina y tenés sexo sobre la mesa. Bueno, yo ahora siento que el fuego pasa por estar juntos y listo. Pero de una forma más romántica y cariñosa.
-Si tenés que elegir un programa para hacer con tus nietos, ¿qué hacés?
-A mí me invitan a muchos espectáculos infantiles y trato de llevarlos a todos los que puedo. Pero el sábado pasado quise hacer algo distinto y les propuse a los dos más grandes –que tienen 3 y 5 años– ir al museo de Tigre a ver una muestra de animales autóctonos y después a un taller de plastilina y fue una experiencia hermosa, ¡nos divertimos mucho!
Tenerlo a Tomy fue la mejor decisión de mi vida y somos muy unidos
-¿Con tus hijos tenés una buena relación?
-Yo fui una mamá muy distinta con cada uno de mis hijos: a Tomy lo tuve a los 19 años; quedé embarazada de mi primer novio, el primer hombre de mi vida y te diría que fue la segunda vez que tuvimos sexo. Era otra época y, si bien nos queríamos mucho, la realidad es que nuestras familias nos casaron. Tomy llegó en un momento incómodo de mi vida, pero lo amé desde el primer día y fue un bebé que me acompañó a todos lados porque era un santo. Tenerlo fue la mejor decisión de mi vida y somos muy unidos.
-¿Con Josefina tenés el mismo vínculo?
-Fini nació 15 años después y yo ya no era una mamá tan relajada como con Tomy. Ella llegó cuando yo ya estaba asentada, llevaba cinco años con Lucas, tenía una estructura armada, cierta tranquilidad económica y, a pesar de todo esto, siempre tuve muchos más miedos durante la crianza de ella que la de su hermano. ¡Es increíble eso!
-Se estrenó Mi obra maestra, integrás el elenco de Rizhoma Hotel y a fin de mes debutás con la obra de teatro Cuerpo perfecto en el Tabarís, ¿no es mucho todo en un mismo año?
-(Suelta una carcajada) Y te falta: ¡en septiembre sale mi libro, que se llama Belleza emocional! Y el mes pasado se estrenó en Paraguay la película Leal donde también trabaja Fini. Soy una persona con mucha energía y disfruto realmente de mi trabajo. En el caso de Mi obra maestra, el guion me llegó cuando estaba en el medio del rodaje de otra película, pero no podía rechazar la propuesta de Gastón (Duprat) y Mariano (Cohn) –con quienes filmé El ciudadano ilustre, una película que amo–, así que me tomé unos días para filmar mis escenas y las disfruté a pleno.
-Con Guillermo Francella ya habías trabajado en Poné a Francella.
-Sí, claro. Guillermo es una persona muy importante en mi vida: el fue quien me descubrió como actriz y me estimuló para que eligiera este camino.
-Queríamos tenerte en esta edición –el Anticipo Colecciones– porque te sentimos una amiga de la casa, en cierta forma sos parte de Para Ti.
-¡Pero claro! ¡Yo siento lo mismo! Mi primera tapa fue en Para Ti. ¡Para Ti tiene un lugar de privilegio en mi vida y en mi corazón!
Textos: Juliana Ferrini. Fotos: Fabián Uset. / Producción: Romina Giangreco para estudio RFG Stylecoaching