Es la creadora de un proyecto que empezó como un mercado de productores diferente y que hoy se convirtió en una asociación civil que defiende y multiplica el paradigma del comercio justo, la compra inteligente y la sustentabilidad.
Un desafío y un sueño: volver a las fuentes, a las raíces, a la tierra. A esas tardes en las que recorríamos los puestos de frutas y verduras tomados de la mano de nuestros abuelos y la vida tenía otro sabor. Otro sentido. Otro color.
Presente desde hace más diez años en diferentes mercados y ferias, Angie Ferrazzini, la creadora de Sabe la Tierra, nos cuenta cómo logró un lazo entre consumidores y pequeños productores para unirlos con la noble y firme intención de generar un comercio más justo y saludable para todos.
Es madre, esposa, periodista, emprendedora, referente social… Todo en su justo equilibrio. “Tiene que ver con un trabajo interior que vengo haciendo desde hace tiempo. Creo que el secreto está ahí, en animarnos a conocernos y lograr cierta coherencia entre lo que pensamos, queremos y sentimos –cuenta a Para Ti durante un día en unos de sus mercados que se multiplican en la ciudad- No fue fácil, porque aunque los demás sólo vean la parte linda de los resultados, sólo uno sabe cuántas cosas tuvo que pasar y superar hasta encontrar el camino correcto. Pero de algo estoy segura: una de las cosas más importantes que hice para encontrar ese equilibrio fue comenzar a tomar decisiones. Decisiones muy importantes y drásticas que fueron las que me impulsaron y ayudaron a ser la mujer que soy. Y otra cosa importante que aprendí con el tiempo es que ´hay que pensar en lo posible´, sólo en lo posible y desde ahí comenzar a transitar el camino de los sueños. Guardarse el ego en el bolsillo y reconocer qué es lo que realmente somos capaces de hacer sin imponernos metas imposibles. Es una muy buena manera de poder vivir y disfrutar de la vida sin padecer cada cosa que hacemos”.
-Animarnos a confiar en nosotros mismos es lo que a veces más nos cuesta…
-Claro, animarnos a confiar en nosotros y en el universo. Porque también me di cuenta de eso: cuando uno se atreve a saltar y soltar, aunque al principio nos dé un poco de miedo, todo comienza a fluir y las piezas empiezan a encajar solas. En mi caso, que era una mujer tan hiperactiva, solitaria e independiente, que sólo pensaba en mi profesión y vivía para eso, dejar el periodismo para dedicarme pura y exclusivamente a este nuevo emprendimiento y formar una familia fue una de las decisiones más profundas e importantes que tomé en mi vida; pero también una de las mejores. Cuando conocí a mi marido, por ejemplo (lo conocí en Brasil, yo había ido de vacaciones y sinceramente jamás imaginé que iba a terminar enamorándome), no quise poner etiquetas ni pensar que se trataba sólo de un amor de verano y me dejé llevar, con todo lo que eso implica. Hoy, después de varios años, agradezco haberme animado a sentir, y puedo decirte que es el gran amor de mi vida, mi compañero, el papá de mis tres hijos y el hombre que vuelvo a elegir todos los días.
-¿Qué significa Sabe la Tierra en tu vida hoy?
-Sabe la Tierra es, básicamente, mi camino de llegada después de una búsqueda personal muy profunda. Es lo que me imagino haciendo el resto de mi vida, y es lo que quiero dejarles a mis hijos como legado. Aportar mi granito de arena para que todos vivamos en un mundo más justo, para que tengamos una economía y un comercio más justo. Sabe la Tierra es el proyecto que yo quiero dejar. Y quiero hacerlo porque es beneficioso para muchas personas: para los productores, los consumidores… Y porque también y por lo mismo funciona como nexo, como puente, como un camino que podemos transitar tomados de la mano, y todo esto se transformó en una filosofía de vida.
-En tu blog afirmás que todos somos capaces de crear nuestra propia realidad. Si eso es así, ¿por qué creés que nos cuesta tanto ser felices?
-Creo que tiene que ver con el “inconformismo”. Con esto de que nada es suficiente. Y con pensar que siempre nos falta algo para alcanzar esa felicidad que finalmente nunca llega ni va a llegar si seguimos pensando de esa manera. Por eso, me parece que lo más importante es valorar lo que tenemos y ser agradecidos. No compararnos con los otros. No pensar en lo que tienen los demás y concentrarnos en preservar y cuidar lo que nosotros tenemos.
-Sos una mujer intrépida, sabia, intuitiva… ¿A qué cosas les tenés miedo?
-No sé si sabia, pero intuitiva soy, de eso estoy segura. No tengo grandes miedos… Uno de mis peores miedos es animarme a decir lo que pienso, por ejemplo. Pero no por cobardía, al contrario. Mi mayor miedo es herir al otro, y entonces muchas veces prefiero callar. Y otro de mis miedos es no estar a la altura. O no llegar a ser la líder que mi equipo espera y merece. Sin embargo, ahora se me ocurre contarte dos miedos que tenía y que por suerte perdí hace mucho tiempo: perdí el miedo a mostrarme vulnerable, y también perdí el miedo a pedir ayuda.
-¿Qué le dirías a una mujer que tiene ganas de ser y hacer, pero todavía no se anima?
-Que se tome el tiempo necesario para saber qué es lo quiere, pero que esté atenta. Porque a veces no nos damos cuenta que la oportunidad está ahí y no la vemos. Por eso, saber qué es lo que realmente deseamos, animarnos a preguntarnos eso con total honestidad, es la llave para poder cumplir cualquier sueños. Que se animen. No es fácil, pero se puede.
Textos. Luciana Prodan.
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