Alegre, intenso y lleno de energía, el fucsia es un color que merece respeto. Bien combinado, queda impecable, incluso glamoroso; pero en exceso puede resultar lo opuesto. ¿Aprendemos a usarlo?

El fucsia en la decoración
Mezcla de rojo y violeta, el fucsia se destaca por sumarle al ambiente una cuota de energía, alegría y entusiasmo. Es un gran aliado como elemento diferenciador, para destacar una pared, un mueble, un objeto o algún otro detalle del ambiente.
Pero ojo: al ser un color fuerte y atrevido, es importante no abusar de él y saber usarlo adecuadamente.

¿Con qué estilos se lleva bien el fucsia?
Hay que reconocerle otra cualidad: el fucsia se lleva bien con todos los estilos. En un espacio clásico, aporta la necesaria frescura; en uno romántico, acompaña con vigor. En cuartos adolescentes, parece replicar la energía de sus ocupantes. Es femenino pero no empalagoso y se lleva tan bien con los ambientes grises y neutros, que queda impecable como condimento para un diseño interior más sobrio o masculino.

Dónde usar el fucsia
- Para destacar un muro en un living, comedor o cocina.
- En la pared cabecera de la cama, casi a modo de respaldo.
- Como tapizado de un sofá o sillón, sobre todo si se trata de un diseño clásico o de estilo.
- En una banqueta a los pies de la cama.
- O en almohadones, como condimento de un sofá en un tono neutro.
- En accesorios: lámparas, ropa de cama, cuadros.
- Y por supuesto, en flores.
Fucsia para un sillón con tapizado capitoné. En un clásico, tapizado en pana.
Las mejores duplas para el fucsia
- Si buscás un efecto romántico, probá mezclarlo con rosas pasteles y blancos.
- Si querés un efecto elegante y glamoroso, combinalo con negros o grises.
- ¿Te animás a un contraste más fuerte y alegre? Combinalo con amarillo, no te vas a arrepentir.
- ¿El sumun de la elegancia? Como tapizado, con toques dorados como complemento.


Fucsia para un cuarto romántico. Con dorado, una pareja súper elegante.
