“Juli es una adolescente que tenía en claro lo que quería. Me pidió puntualmente un dormitorio con el que se sienta más identificada, que sea un lugar alegre, luminoso y un espacio de estudio más cómodo”, cuenta la creadora de esta habitación Dolo Esnal (@geainteriores).
Este increíble antes y después, demuestra una vez más que son los pequeños detalles los que marcan la diferencia y los que tienen el poder de transformar por completo cualquier ambiente.
El suelo calcáreo fue hecho de manera artesanal y fue la inspiración para la paleta de colores elegida. Por otro lado, se pintó el techo de blanco ganando muchísima luz y haciendo más amplio el ambiente.
Para darle el toque alegre que se buscaba, se pintó una de las paredes con figuras curvas en tonos tierra. Es un recurso simple que si en algún momento se quiere cambiar, sólo hace falta pintura. También se cambió el escritorio por uno de mayor tamaño diseñado a medida.
Una de las puntas del dormitorio se aprovechó como zona de cuidado personal con un espejo dorado y la tapa del escritorio rebatible para guardar perfumes, cadenitas, cremas, etc. Y para completar esta zona, se colocaron estantes, un tablero y una lámpara divina dorada con base de mármol.
Las dos camas se cambiaron por una sola de 1 metro con carrito debajo para ganar espacio y respaldo de mimbre. También se agregó una mesa de luz y una lámpara personalizada con barral a la pared.
En el hueco destinado al placard se armó con estantes y cestos, un lugar de guardado y se integró el ropero en un tono blanco roto.
En la baulera, se optó por hacer un rincón bien relax con almohadones en el piso, colchoneta, fotos de amigas, guirnalda de luces, donde la dueña pueda ensayar con su guitarra, leer y escuchar música.
Fuente: Dolo Esnal, @geainteriores