El casamiento de Eduardo Costantini y Elina Fernández fue uno de los últimos que dejó la farándula, en esos tiempos en donde era inimaginable el presente que el mundo está viviendo a raíz de la pandemia. Ambos sellaron su amor con una boda que tuvo su celebración el 22 de febrero de 2020 en el hotel Alvear, poco menos de un mes antes de que en Argentina se decretara una cuarentena que se iba a extender por largos meses.
Lo cierto es que este romance venció todos los pronósticos: es que muchos apuntaban a lo fugaz del comienzo de la relación y, claro, a la diferencia de edad de la pareja. Es que el empresario tiene 74 años y ella 30. Dicen que para el amor no hay edad y ellos lo confirmaron. Un dato muy especial es que el festejo del primer aniversario contó con un regalo simbólico y muy especial: el ideólogo de Nordelta decidió rebautizar la mansión de Punta del Este en donde se encuentran instalados desde hace un tiempo.
“Nuestro Amor” es el nombre elegido para la propiedad que es testigo de esta nueva etapa en su vida. “El amor de Elina, que es el amor de mi vida, para mí en este momento es central. Hoy por hoy es la persona con la que más tiempo comparto. Mi familia respeta mi vida de pareja, y mi felicidad es la felicidad de ellos. Yo los considero algo esencial, pero al mismo tiempo miro hacia adelante”, confesó el feliz esposo.
El terreno en donde se emplaza la chacra lo compró en 1994 y la obra estuvo a cargo del arquitecto Diego Félix San Martín que se lució con la construcción montada en ese espacio único con cien metros de frente a la orilla del mar de Punta Piedras. Teniendo en cuenta que nada está librado al azar en la vida de Costantini, la elección del espacio fue todo un trabajo.
"Los lotes que compro son piezas de colección y descubrirlos lleva mucho tiempo. Hay que tener una paciencia infinita, porque no es que cada seis meses aparece un terrenazo. Cuando surge, hay que moverse rápido, ser agresivo y comprar. Soy muy intuitivo y rápido a la hora de tomar decisiones y un terreno de este calibre es como esas masterpieces que, cada tanto, se encuentran en el mercado del arte”, contó en una entrevista con la Revista Hola.
“Pasando Bikini venía muy poca gente, pero yo me enamoré de Punta Piedras. Así que terminé adquiriendo esta propiedad y me hice una casa nueva, respetando muy bien el espíritu y la esencia del lugar. Lo llamé al arquitecto Diego San Martín para hacer los planos, pero como ya antes la había alquilado sabía muy bien las vistas, la puesta del sol, el mar, los vientos, y así la dibujamos. Se construyó sobre un terreno de 120 metros de largo y a 40 metros del mar, protegido por rocas”, recordó.
Según confesó, esta es su casa preferida… entre las tantas que tiene en distintas zonas del planeta. Se estima que la cotización en el mercado es de siete millones de dólares, valor impulsado especialmente por la inmejorable ubicación. Esto es algo que el empresario valora y mucho debido a que los deportes acuáticos son una de sus grandes pasiones, según contó a Infobae: “Hace casi 40 años que navego en el mar: al principio con windsurf y desde hace 16 años con el kitesurf. Para mí, Punta del Este es el mar, el cielo, las estrellas, la luna, el viento, el agua, la energía… Es mi segunda casa”.
Características únicas
Con Elina se instalaron desde octubre en donde se muestran felices por el gran momento personal que están viviendo, disfrutando de los espacios al aire libre, la playa y sus perros. Todo es en un marco más que especial: la casa es una verdadera combinación de detalles que van desde lo rústico, para estar en sintonía con el estilo veraniego, hasta lo contemporáneo. Una de las cosas más destacadas es que esta edificada a 35 metros del mar, algo que brinda vistas únicas del océano.
El frente tiene revestimiento en piedra, un deck de madera con reposeras ideal para contemplar la puesta de sol en las tardes cálidas de verano y una piscina color verde esmeralda que invita a un chapuzón. El parque otorga la posibilidad de llegar caminando a la arena. En el interior, el color blanco predomina en los tres niveles. Los amplios ventanales brindan una vista directa al mar, sillones en color crema, una mesa de comedor formal para diez personas, techos abovedados y distintas obras de arte de su colección personal decorando los ambientes.
Elina hizo cambios estéticos muy importantes
La llegada de Elina a la mansión le otorgó una nueva vida. La modelo mendocina puso su toque y transformó distintos aspectos como la pintura general que la hizo combinar con las tonalidades del frente. “Parece que llegó una señorita que le puso unas pilas increíbles (risas)... Esta es una casa que sufre mucho el invierno, vinimos hace un mes y pico y la vimos muy descuidada. Nos encontramos con muchas cosas para arreglar, y ella le dio un nuevo look a muchos espacios. Cambió tanto el color, similar al de la piedra, como lo estructural y el funcionamiento”, reveló Costantini.
Por su parte, ella agregó: “Más allá de que estaba un poco venida abajo, yo quería darle mi estilo. Ponerle mi toque de amor a la casa, a nuestra casa. Y se dieron situaciones como que por primera vez en su vida Eduardo armó el arbolito de Navidad. Todo el hecho de ir a comprarlo y decorarlo, yendo de una punta a la otra de la ciudad, no es un dato menor. Tardamos cuatro horas en armarlo, lo conseguimos en el mejor vivero de Punta del Este, mide tres metros y después lo vamos a plantar. Todo un ritual que él nunca había vivido. Y que lo comparta conmigo me emocionó”.